Historia

Así fue la gran excavación para recuperar las reliquias de Delfos, el ‘ombligo de la Tierra’

En 1892, Théophile Homolle lideró la gran excavación en Delfos, un hito arqueológico que desenterró tesoros de la antigua Grecia en el santuario del dios Apolo.

En el corazón de la antigua Grecia, Delfos, conocido como el ombligo de la tierra, albergó un templo dedicado a Apolo desde el siglo VIII a.C. Este santuario, epicentro del oráculo, destacó como crucial centro de culto y peregrinación entre los siglos VI y IV a.C. Además de ser escenario de competiciones atléticas, poéticas y musicales, el santuario acumuló riquezas gracias a las devotas ofrendas de los fieles.

El oráculo perdió su prestigio divino y arbitraje en la época romana, dejando de recibir dinero de las ciudades griegas. Nerón saqueó el templo, llevándose 500 estatuas a Roma. El golpe final lo dio Teodosio I en el 381 d.C., prohibiendo el paganismo, sumiendo a Delfos en un declive irreversible. Siglos después, solo quedaba Kastri, una aldea en las ruinas del famoso santuario.

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Una excavación piedra por piedra

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Foto: Patricio de la Parra Kuri @pdlpk_

El santuario del dios Apolo y el oráculo de Delfos fueron desmantelados tras las prohibiciones del imperio romano. Las piedras y muros fueron reutilizados para otras construcciones o para edificar sobre ellas. El interés por conocer su ubicación y preservar el pasado histórico de Grecia revivió hasta 1833. El estado griego emprendió la revalorización de su pasado, creando leyes y la Sociedad Arqueológica Griega, sin embargo, las excavaciones en este lugar iniciaron varios años después.

Karl Müller desenterró parte del Templo de Apolo hasta 1840, pero el sitio quedó olvidado tras su muerte. En 1860-1861, Paul Foucart extendió las excavaciones y casi una década después, en 1870, un terremoto dañó Kastri, forzando la reubicación de los habitantes del lugar, quienes anteriormente habían negociado sin éxito la entrega de los terrenos.

En 1880, la Sociedad cedió a la Escuela Arqueológica Francesa el terreno, marcando el inicio de nuevas labores entre los sectores excavados en 1840 y 1860. Las tareas dirigidas por Bertrand Haussoullier pusieron de manifiesto que se encontraban en la explanada adyacente a la terraza del templo. En 1881, Delfos se convierte en ficha política prometida a Francia. Tras negociaciones y la muerte del primer ministro, en 1891, el rey Jorge I firmó la concesión, consolidando la presencia francesa en Delfos.

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La gran excavación del ombligo de la tierra


La gran excavación de Delfos, que debía comenzar en septiembre de 1892, se vio inicialmente obstaculizada por el malestar de los aldeanos, quienes aún sin cobrar la compensación de sus tierras, bloquearon la entrada hasta el pago efectivo el 11 de octubre. La inauguración oficial ocurrió cuatro días después, marcada por una frase premonitoria del primer ministro Jarilaos Trikupis: «Esta excavación marcará un hito en la historia de la arqueología».

Bajo la dirección de Théophile Homolle, los trabajos se extendieron de 1892 a 1901, implicando a 200 obreros durante diez horas diarias. A pesar de los desafíos climáticos, los frutos llegaron pronto. En 1893, se hallaron el Altar de Quíos y el Tesoro de los Atenienses. 1894 reveló la estatua de Antínoo y los Tesoros de Cnido y Sición. En 1896, el Auriga de bronce emergió, mientras que entre 1895 y 1897 se exploraron el teatro y el estadio, seguidos por el gimnasio, la fuente Castalia, y desde 1898, la terraza inferior con el templo de Atenea Pronaia.

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