El popular relato de Anastasia no fue exactamente como lo conocemos; sin embargo, sí fue parte importante de la historia rusa.
Gracias a las adaptaciones musicales y cinematográficas de la historia de Anastasia, el relato de la princesa rusa ha cobrado una importante popularidad entre niños y adultos. Sin embargo, la historia real no solamente es distinta a la planteada por los grandes estudios de entretenimiento, sino aún menos amigable.
En la versión popular del relato, Anastasia Romanov sobrevive al asesinato de su familia en 1918 a manos de la policía bolchevique. Rodeada por los efectos de la Revolución Rusa y el histórico asesinato de su padre, el zar Nicolás II, la princesa pierde la memoria y poco a poco se reencuentra con su anterior vida aristocrática.
Aunque la versión popular del relato esté cargada de elementos fantásticos y ficticios, también cuenta con algunos hechos históricos. Esto la convierte en un relato más genuino y contextualmente certero a otras narrativas, por supuesto, considerando los sesgos creativos de quienes la han reproducido.
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La historia real de Anastasia
Efectivamente, Rusia en 1918 atravesaba un periodo particularmente complicado y fue el año en el que Nicolás II, el último zar, fue asesinado. Un año antes de su muerte Nicolás II había renunciado al trono y él junto a su familia fueron aprisionados (eventualmente asesinados) por el ejército bolchevique, una fracción del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia.
Mientras tanto, la abuela de Anastasia (María Romanov), que sobrevivió a las presiones bolcheviques, se refugiaba en Crimea. La información sobre el asesinato de Nicolás II y el resto de la familia no era lo suficientemente clara. De acuerdo con Britannica, muchos impostores trataron de hacerse pasar por miembros de la familia Romanov para encontrarse con María y heredar su fortuna.
Hasta este punto, la historia real de Anastasia es prácticamente igual a la de las películas; sin embargo, se demostró que la impostora más popular, Anna Anderson, no era la verdadera princesa Romanov. Por mucho tiempo se considero la posibilidad de que su identidad fuera real y estuvo envuelta en tribunales durante más de 30 años hasta que en 1970 un fallo declaró que no era la hija del último zar de Rusia.
Finalmente, una serie de investigaciones a los restos de los Romanov determinó que todos fueron asesinados. Aunque la Iglesia Ortodoxa Rusa reabrió en 2015 el caso sobre la supervivencia de Anastasia, todo parece indicar que la historia real de la pequeña princesa acabó junto a la del resto de su familia.
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