Aunque se asume que la peste negra atacó únicamente a Europa en la Edad Media, parece ser que se originó en Asia Central.
En menos de 5 años, la peste negra acabó con 25 millones de personas. Con un ritmo abrasivo, se llevó a cerca de un tercio de la población europea entre 1347 y 1351, según los registros de Britannica. Las iglesias y los camposantos se tapizaron de los cadáveres que no se pudieron recuperar en los hospicios.
Aunque algunos sugiere que, en realidad, apareció en el siglo XIV. Específicamente, entre los roedores de Asia Central.
Así inició la peor pandemia de Europa en el Medioevo.
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Exhumando los orígenes de la peste
No es la primera vez que científicos alemanes se interesan por investigar los orígenes de la peste negra. Por el contrario, en junio de 2021, se publicó un estudio de la Universidad de Kiel en el que se trazaba el origen de Yersinia pestis a la época de cazadores y recolectores. Un año más tarde, Eberhard Karls University de Tübingen sugiere que el parásito emergió de un caldo de cultivo distinto.
Según los autores del estudio, una década antes de que la peste negra llegara a Europa, ya había lápidas en Asia Central en la que se grabó la causa de muerte por ‘pestilencia’. Entre 1338 y 1339, varios pacientes positivos fueron enterrados en la región de Tian Shan, en la frontera de Kazajistán con China:
«Nuestra síntesis de datos arqueológicos, históricos y genómicos antiguos muestra una clara participación de la bacteria de la peste Yersinia pestis en este evento epidémico. Dos genomas antiguos de Y. pestis reconstruidos representan una sola cepa y se identifican como el ancestro común más reciente de una gran diversificación comúnmente asociada con el surgimiento de la pandemia, que aquí data de la primera mitad del siglo XIV», escriben los autores en el estudio.
Los cadáveres exhumados se encontraban en los cementerios de Kara-Djigach y Burana. En ellos, los investigadores encontraron restos del ADN de la enfermedad en los huesos. Por lo cual, explican los científicos a cargo del estudio, ésta podría ser evidencia de «aparición local de la antigua cepa recuperada«. De esta infección, se registraron 118 tumbas.
Hacia la segunda mitad del siglo XIV, dicen los especialistas, la enfermedad alcanzó el continente europeo. Durante casi un lustro, la muerte bailó entre los pasillos de los hospitales medievales, sin distinguir entre millones de difuntos sin nombre, que el tiempo se llevó en silencio.
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