Las veces que Estados Unidos tuvo que revelar secretos que pretendía mantener ocultos

Te contamos algunos casos en los que grandes secretos del Gobierno de Estados Unidos tuvieron que ser revelados públicamente.

Sigue haciendo ruido entre los habitantes de Nueva Jersey, Estados Unidos, que drones sospechosos estén sobrevolando distintas áreas del estado. Naturalmente, el hecho ha dado materia para la especulación, haciendo creer que el Gobierno de ese país oculta algo a sus habitantes.

Ante las teorías conspirativas, los funcionarios se han hecho notar, manifestando que nadie debe preocuparse por estos vehículos aéreos no tripulados, puesto que no suponen ninguna amenaza.

Motivados por este escenario, en National Geographic en Español queremos contarte dos casos en los que el Gobierno de Estados Unidos acabó admitiendo la existencia de programas e incidentes que inicialmente mantuvo en secreto. Estos son algunos de ellos.

Secretos a la luz

Experimentos en seres humanos

En 1994, el Departamento de Energía inició una investigación sobre los experimentos llevados a cabo entre 1944 y 1974. De este modo se reveló que en 1945 Estados Unidos hizo pruebas para investigar los efectos de la radiación en el cuerpo humano.

En ese entonces, los científicos administraron dosis de plutonio, una sustancia química radiactiva, a 18 personas a lo largo de dos años. Entre los sujetos había humanos con enfermedades terminales, niños y gente sin vivienda.

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Eso no fue todo: en los años siguientes los mismos experimentos se aplicaron a personas encarceladas, ancianos y militares. Todos expuestos a la radiación sin su consentimiento.

La vez que Estados Unidos perdió un arma nuclear en el mar

Tras años de lo ocurrido, Estados Unidos ha reconocido que, durante la Guerra Fría, tuvo hasta 32 incidentes en los cuales perdió armas nucleares en el mar.

Uno de ellos ocurrió el 5 de diciembre de 1965. Según lo que se dio a conocer, un avión de guerra Skyhawk, cargado con un piloto y una bomba nuclear, se desprendió del buque y cayó al océano.

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La tragedia de aquella ocasión terminó con un fracaso total, en el que jamás se pudo dar con el cuerpo del piloto ni con el arma. El Gobierno no quería que la presencia de armas nucleares a bordo de un buque de la Armada se hiciera de dominio público.