Mos.ru, CC BY 4.0
Los Juegos Olímpicos se crearon con el ideal de la unidad internacional y el compañerismo deportivo. Sin embargo, varios desafíos políticos de los Juegos Olímpicos y los intereses nacionales han sido un obstáculos para llegar a este lema. Aquí te contamos, los momentos más complicados del evento multidisciplinario más importante del mundo.
Adolf Hitler y el Partido Nazi vieron en los Juegos Olímpicos una oportunidad para mostrar al mundo una imagen de la Alemania como una nación fuerte, unida y pacífica. Se invirtieron enormes recursos en la organización y la infraestructura, incluyendo la construcción del Estadio Olímpico de Berlín, con capacidad para 100,000 espectadores.
Pero sobre todo, la propaganda nazi se desplegó a gran escala, con énfasis en la superioridad de la raza aria. Incluso cuando le prometieron al mundo mantener el evento libre de propaganda política.
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Por primera vez en la historia, los Juegos Olímpicos fueron transmitidos en televisión, aunque solo en Alemania. Años más tarde dieron inicio a la Segunda Guerra Mundial.
Como se sabe, uno de los lemas de los Juegos Olímpicos es la unidad internacional, sin embargo, el contexto político de la Guerra Fría en la década de los ochenta originó el primer boicot par los Juegos Olímpicos. Las protagonistas fueron las dos más importantes potencias de le época: Estados Unidos y la Unión Soviética.
Moscú, la capital de la Unión Soviética, fue la sede de los Juegos Olímpicos de 1980. A diferencia de la edición de 1934, en esta ocasión, Estados Unidos sí decidió liderar un boicot para que la mayor cantidad de países no participaran en los Juegos. Esto como protesta en contra de la presencia militar soviética en Afganistan.
La edición anterior a esta albergó a 92 países, pero la de Moscú únicamente 80 países, la cifra más baja desde que Australia fue sede. Un total de 66 países se unieron al boicot, aunque algunos dejaron que sus atletas decidieran si ir o no, solo con la condición con que fueran bajo la bandera olímpica o la de su comité olímpico.
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Algunos de estos países fueron: España, Reino Unido, Francia, Portugal, Puerto Rico, entre otros. Mientras que países como: Estados Unidos, Argentina, Japón y Noruega decidieron no participar de ninguna manera. De hecho, el presidente americano, Jimmy Carter, amenazó con revocar el pasaporte a cualquier atleta estadounidense que buscara ir.
En el proceso de selección de la sede pasada, competían la ciudad de Moscú y Los Ángeles. A pesar de la presión estadounidense, la URSS se consideró como la mejor opción para organizar los juegos de 1980 con 39 votos de 59 que votaron. Sin embargo, la siguientes edición en 1984, fue el turno de la otra potencia mundial: Estados Unidos.
Luego de ver las repercusiones económicas de ediciones pasadas, Estados Unidos ideó un plan exitoso para generar ganancias, gracias a la participación de inversión privada y adaptaciones a estadios existentes, en vez de crear nuevos como se acostumbraba. Fueron los primeros, en muchos años, en ser unos Juegos completamente redituables.
Debido al boicot de 1980, los países del Bloque Este, junto con otros 8 países socialistas, no participaron. Aunque la cantidad de países fueron menor al boicot anterior, también generó una significativa ausencia ya que, la Unión Soviética, Alemania Oriental y Bulgaria eran naciones que solían estar en las primeras posiciones del medallero.
En el año de 1972, un trágico sin precedentes ocurrió: un grupo de terroristas palestinos cuyo nombre era “Septiembre Negro”, capturaron a once miembros del equipo israelí.
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Israel ya previa un escenario así, tras el conflicto entre las dos naciones y el intento de palestina por liberarse de las políticas y acciones militares de Israel. Sin embargo, la organización alemana se resistió a emplear todas las medidas de seguridad que Israel pedía por considerarlas poco amigables.
Como resultado, el grupo terrorista aprovechó la relevancia mediática internacional de los Juegos para efectuar su ataque. Tristemente, el intento de rescate terminó en la muerte de todos los rehenes, cinco de los ocho terroristas y un oficial alemán.
El acto fue condenado por todo el mundo, Alemania pidió disculpas y reforzó su unidad antiterrorista. Mientras que, la fuerza israelí, respondió bombardeando bases de la Organización para la Liberación de Palestina en Siria y el Líbano, algo que también fue duramente criticado.
Uno de los más recientes retos en los Juegos fue la que ocurrió en la edición pasada, cuando la pandemia del COVID-19 llevó a la histórica decisión de posponer los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 al año siguiente, 2021. Una medida sin precedentes en tiempos de paz.
La pandemia afectó significativamente la preparación de los atletas y la organización del evento. Esta edición se llevó a cabo sin espectadores internacionales y muy pocos presenciales. Las medidas estrictas de bioseguridad transformaron radicalmente la experiencia olímpica.
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Muchos atletas comentaron que fue sumamente extraño y complicado competir en el evento deportivo internacional más famoso del mundo y no ver a nadie en las gradas.
Cada edición de los desafíos políticos de los Juegos Olímpicos están marcada por un contexto sociopolítico único que desencadena en consecuencias específicas, haciéndolas distintas en la historia.
Algunos momentos especialmente difíciles en esta competencia internacional incluyen: la masacre estudiantil de 1968 en México, el ataque terrorista en Atlanta, y los problemas financieros y políticos en los Juegos de Río 2016.
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Este texto fue escrito por Emilio Flores Escalona, periodista comunicólogo apasionado por la reflexión, la política y la cultura. Colabora como redactor en National Geographic en Español.
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