La Primera y Segunda Guerra Mundial dejaron decenas de barcos hundidos con carbón, petróleo y municiones, estos contaminantes ahora amenazan los mares.
Los barcos de las guerras mundiales siguen son un peligro para las formas de vida en el planeta, tal como lo fueron hace 80 años. Ahora la amenaza son los contaminantes que vierten en el fondo marino, donde muchos aún yacen cargados de explosivos.
Al día de hoy, se estima que los barcos que naufragaron durante la Primera y Segunda Guerra Mundial en aguas del mundo, contienen de 2.5 a 20.4 millones de toneladas de productos derivados del petróleo. Muchos de ellos permanecen olvidados y pueden estar afectando la microbiología del entorno, según reveló un estudio publicado por la revista Frontiers in Marine Science. Esto es lo que sabemos.
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¿Cómo afectan los naufragios del siglo XX a la vida marina actualmente?
El Programa de la Región del Mar del Norte afirma que esta zona está llena de miles de naufragios de guerras mundiales y aeronaves, millones de toneladas de municiones convencionales y agentes de guerra química.
“El petróleo de búnker y la carga peligrosa en barcos hundidos representan una amenaza para los seres humanos, el medio ambiente y las operaciones de crecimiento azul, como la navegación comercial y de ocio, el turismo, la maricultura y los parques eólicos marinos”, alerta el sitio Interreg North Sea Región (NSW).
Los restos del barco alemán Vorpostenboot V-1302 hundido el 12 de febrero de 1942, frente a la costa belga del Mar del Norte, siguen arrojando contaminantes al lecho marino. El navío de 48 metros de largo fue construido en 1927 como un barco de pesca; durante la Segunda Guerra Mundial fue requisado y adaptado por la Armada Alemana.
El barco John Mahn, uno de los naufragios de guerras mundiales
Aquel día, el barco fue atacado por Hawker Hurricanes de la Royal Air Force británica frente a la costa belga, donde fue alcanzado por dos bombas aéreas. Desde entonces, ocupa un lugar en el fondo del mar, al igual que todas las municiones y las reservas de carbón con las que estaba cargado.
El Vorpostenboot V-1302, antes conocido como el barco de pesca John Mahn, ha vertido al Mar del Norte sustancias químicas contaminantes, explosivos, arsénico y metales pesados, como níquel o cobre.
“Aunque no vemos estos viejos naufragios, y muchos de nosotros no sabemos dónde están, aún pueden estar contaminando nuestro ecosistema marino”, explica la autora del estudio publicado enFrontiers in Marine Science, Josefien Van Landuyt al diario español ABC.
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Contaminantes hallados en el Mar del Norte
El estudio, que surgió como parte del proyecto North Sea Wrecks, demostró que la microbiología y la geoquímica en los alrededor del barco de la Segunda Guerra Mundial todavía están influenciadas por el naufragio ocurrido hace unos 80 años.
“De proa a popa, […] las concentraciones más altas de metales y metaloides se encontraron en la muestra más cercana al búnker de carbón, específicamente con un alto contenido de níquel, cobre y arsénico”, menciona parte del estudio.
Dentro de lo observado, destaca que los sedimentos tienen un alto contenido de metal. Esto podría deberse a la deposición de escamas de metal que se desprenden del barco. También hallaron concentraciones de PAH (sustancias químicas que se forman durante la combustión del carbón, petróleo y gasolina) y TNT, un compuesto químico explosivo.
Los científicos advierten que este tipo de naufragios de guerras mundiales contienen sustancias peligrosas que pueden dañar el medioambiente marino. A diferencia de las embarcaciones que han propiciado el desarrollo de arrecifes artificiales, los barcos de guerra se hundieron en el fondo del mar sin ser despojados de las sustancias peligrosas que contenían, como petróleo y municiones.
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