Roma desenterró los lujosos jardines del emperador Calígula. El lugar que fue sinónimo de riqueza y opulencia, aguardó durante muchos años bajo un edificio en ruinas.
Los jardines de Calígula descansan en el sótano del edificio de una fundación privada que administra pensiones para doctores y dentistas en Roma. El escondite favorito del emperador sobrevive dentro de paredes blancas y luces artificiales, sin la opulencia de su imperio.
A lo largo de miles de años, el terreno sobre el que se asentó uno de los mayores derroches de lujo de Cayo Julio César Augusto Germánico ‘Calígula’, ha sido una necrópolis donde se enterraban personas, tierras de cultivo, jardín de descanso. Ahora es un sótano sobre un estacionamiento donde tiene lugar el Museo Ninfeo.
Calígula ocupó el trono romano durante cuatro años. Este periodo fue suficiente para llenar de lujos los Jardines de Lamiano. El mármol brillaba como signo de opulencia, las ventajas de cristales dejaban pasar el sol y se podía encontrar animales exóticos.
También ese tiempo bastó para que fuera temido por su exceso de violencia, derroche y opulencia.
Lucius Aelius Lamia, un rico senador romano, encargó la construcción de la casa y el jardín. La propiedad pasó a ser propiedad del emperador Tiberio y fue heredado por Calígula en el 37 d. C. Roma tardó 15 años en desenterrar los restos que el tiempo conservó del lujoso jardín privado de los emperadores.
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Iban por un estacionamiento y encontraron mármol
La propiedad de 1.4 hectáreas, que anteriormente albergó un edificio en ruinas del siglo XIX, fue adquirida por una institución de seguridad y asistencia social para médicos y dentistas (ENPAM, por sus siglas en italiano), para construir sus oficinas centrales.
En las excavaciones exploratorias para el nuevo edificio, los trabajadores quedaron sorprendidos al descubrir reliquias del siglo I, entre las que se encontraban tuberías de plomo grabadas con el nombre de Claudio, el tío y sucesor de Calígula, de acuerdo con The New York Times.
La administradora de pensiones pagó $3.5 millones de dólares por el proyecto arqueológico. Y mientras las reliquias del emperador eran desenterradas, de forma paralela se construía un edificio moderno que albergaría en sus cimientos los restos del jardín.
Las reliquias de los jardines de Calígula
“No es difícil imaginar animales, algunos enjaulados y algunos corriendo libres, en este lugar encantado”, le dijo a The New York Times, Mirella Serlorenzi, la directora de excavaciones del Ministerio de Cultura.
Los animales exóticos fueron parte del acervo de lujo de los Jardines de Lamiano, prueba de ello son los huesos de pavo reales, leones y osos que se encontraron en la excavación. Estos alguna vez adornaron con su imponente belleza el sitio de descanso de los emperadores.
El total de las piezas recuperadas suman casi un millón. Entre ellas destacan joyas, monedas, cerámica, semillas de plantas asiáticas, vasos, máscaras, ánforas para alimentos y piezas de cristal.
Del derroche de hace dos milenios, sobrevivieron una escalera monumental de mármol, frescos, una monumental sala con pavimento de mármol y una gran fuente, que alguna vez fue el centro de una extensa plaza poblada por frondosas plantas y animales.
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Un museo para el tirano romano
Las reliquias del emperador de la antigua Roma empezaron a ser desenterradas en 2006, cuando los arqueólogos iniciaron las excavaciones. El museo inició su construcción en 2017 y el año pasado abrió sus puertas.
Los Jardines de Lamiano que alguna vez fueron una reserva natural, con orquídeas de colores vivos, mármol, fuentes y terrazas de colores preciosos, ahora se exhiben en 1.000 metros de superficie museística.
Aquí nadie brinda fiestas llenas de lujo, por el contrario la gente camina en silencio apreciando lo que queda del escondite favorito de Calígula.
“Gracias a la exposición en el museo de tres mil objetos y a las reproducciones y vídeos, es posible apreciar tanto la riqueza y la ostentación como la auténtica vivencia de la Capital del Imperio Romano”, presume el museo en su sitio.
Calígula fue conocido por su derroche y opulencia. Sin embargo, ahora para mirar su jardín, los jubilados entran gratis.
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