Es muy común que cuando se piensa en arte y sobre todo en escultura griega clásica, vengan a la cabeza imágenes de dioses tallados en duro mármol. Liso, natural, inerte e incoloro. Sin embargo, nuevas investigaciones han demostrado que las esculturas griegas estaban muy lejos de ser pálidas imágenes y que más bien, rebosaban en brillantes colores.
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Ahora, gracias a la delicada tecnología que tienen los equipos de restauración, podemos echar un vistazo al pasado de estas obras. En un proyecto del Museo Metropolitano de Arte en Nueva York, los restauradores se han encargado no sólo de estudiar la policromía de las estatuas, sino de recrearla para poder darnos una idea de cómo se veían las piezas. Adicionalmente al uso de herramientas tecnológicas, el MET ha atado cabos a partir de otras fuentes como antiguas representaciones de personas pintando esculturas.
“Entendimos que el proceso de reconstrucción es la única manera de realmente investigar un objeto,” dice Vinzenz Brinkmann, experto en policromía antigua y miembro del equipo de restauración.
En un recorrido por el trabajo de reconstrucción filmado por el equipo del Museo, los expertos explican que el contraste entre los pigmentos y el bronce o el mármol es muy evidente. Mientras que los colores desaparecen fácilmente con el paso del tiempo y sus inminentes condiciones climáticas, el mármol y el bronce permanecen resistentes y casi sin ningún cambio. Es una competencia entre los materiales.
“El color es frágil,” cuenta Brinkmann . “Fácilmente se desvanece.”
Una de las sorpresas más grandes que se llevaron los historiadores del arte al enfrentarse a los colores griegos fue que gran parte de los conceptos estéticos, en lo que a color se refiere, están basados en el desconocimiento de cómo realmente se veían las piezas griegas. Desde el S. XVI, escultores como Miguel Ángel basaban sus obras en este canon limpio de pigmento.
Y fue más allá. Desde el Renacimiento, la idea de sofisticación, racionalidad y seriedad se ha visto perfectamente representada por estas estatuas completamente blancas, sin alteración alguna. De acuerdo con Brinkmann, el ideal estético se siguió reproduciendo por motivos políticos.
«Los museos y los expertos no informaron al público acerca de los colores y adornos de las estatuas, ya que los colores y adornos estaban hasta cierto punto limitados a las culturas folclóricas no europeas, no serias», dice.
Vinzenz Brinkmann en conjunto con Ulrike Koch-Brinkmann han estado encargados del proyecto que trae de vuelta los colores a las esculturas. Uno de sus móviles es la investigación en sí, pero otro sumamente importante es la difusión de este conocimiento que había estado muchos años escondido.
El conservador asegura que «la reconstrucción es la herramienta educativa más poderosa para transportar incluso la información recién obtenida al público.» Es muy importante porque mantener a la audiencia en la creencia de pureza blanca, lo cual es toda una equivoación, es casi peligroso,» advierte el investigador.
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