Algunas innovaciones han surgido de una ética médica cuestionable. Te contaremos algunos pasajes controvertidos de la historia de la medicina.
La ética médica es el un conjunto de principios que guía al personal médico en su práctica profesional. Las normas que componen los Códigos de Ética Médicos son resultado de una evolución histórica y doctrinal.
Hay antecedentes como «las mil prescripciones de oro» de Sun Szu-miao del VI d.C. o el código promulgado por la Asociación Médica de Boston en 1808. A pesar de eso, no siempre se han tomado en cuenta estos principios universales. A continuación revisaremos con detalle la historia de algunos de estos avances médicos.
La vacuna contra la viruela: buscando al sujeto de experimentación correcto
Actualmente, las vacunas son un gran método para la prevención de enfermedades, reduciendo los síntomas, su propagación y la mortalidad de las mismas. Empero, para que gocemos de tal avance médico, hubo un dudoso método de experimentación.
Para hablar del origen de la vacunación nos debemos remontar al siglo XVIII. Durante uno de sus viajes a Turquía, Lady Montagu, observó que las granjeras que ordeñaban vacas contagiadas con viruela no contraían el virus. El ganado estaba infectado con una variante de la viruela «rebajado», por lo que su sistema inmune desarrolló los anticuerpos para hacerle frente al virus.
Después de este descubrimiento, Montagu inoculó a su propia hija a través de una aguja impregnada del pus de una vaca con viruela. El experimento resultó exitoso. Aún así, no tuvo el visto bueno de la sociedad médica británica.
Usualmente se le atribuye el descubrimiento de la vacuna contra la viruela a Edward Jenner, un médico compatriota de Montagu. Jenner usó como sujeto de prueba al hijo de su jardinero, James Phipps, de 8 años. En este caso, el infante fue infectado con la viruela humana. El niño fue inmunizado con solo una leve fiebre como efecto secundario.
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Desarrollo de la anestesia: prueba y error
Es imposible imaginar un mundo sin anestesia. Los complicados procedimientos médicos serían hechos mientras el paciente tiene plena consciencia de cómo su cuerpo es intervenido. Previo a éste avance, la cirugía era el último recurso, quedando a merced de la velocidad y habilidad del médico. Cabe mencionar que hay relatos donde algunos pacientes debían ser sujetados para no pudiera forcejearan e impidieran que el cirujano trabajase. Lamentablemente, la mayoría de pacientes no sobrevivían al procedimiento por la agonía que padecían.
Los primeros experimentos con anestesia implicaron probar diferentes sustancias para observar cómo el cuerpo del paciente reaccionaba.
Los antecedentes de la anestesia se remontan a la era antigua, principalmente en Mesopotamia. En esta zona, los asirios optaron por un método motor para anestesiar al paciente, comprimiendo la carótida y forzar un estado comatoso. En Persia optaron por el uso de narcóticos como la mandrágora. Finalmente, Hipócrates, padre de la medicina griega, usaba su «esponja soporífera«, impregnada con opio, beleño y mandrágora.
Para la era moderna, Valerius Cordus propuso el uso de éter sulfúrico para dormir a los pacientes (1540). Otra propuesta prometedora fue la de Ambrosio Paré y su método de congelación local (1564).
Siglos después, Humphry Davy, entre 1799 y 1800, realizaría una serie de experimentos con óxido nitroso. Después de oler el gas, el paciente experimenta una sensación de relajación muscular y «mucha alegría». Este analgésico fue especialmente usado al extraer las muelas cordales, mejor conocidas como muelas del juicio.
Lo cierto es que sin esta serie de intentos hubiera sido imposible llegar a los métodos para anestesiar actualmente. Empero, debemos tener en cuenta el camino que tuvo que recorrerse y las vidas que se quedaron atrás en nombre de la medicina.
Estudio de Tuskegee: el maquiavélico experimento en pacientes sin consentimiento
Desde 1932 hasta 1972, el Servicio de Salud Pública de Estados Unidos llevó a cabo un estudio sobre la progresión de la sífilis en hombres afroamericanos en Tuskegee, Alabama. ¿El problema? Este experimento fue sin consentimiento de los pacientes. A sí mismo, no se les ofreció tratamiento, incluso después de la disponibilidad de la penicilina, resultando en numerosas muertes y sufrimientos evitables.
El experimento fue propuesto por Taliaferro Clark. Los investigadores tomaron un grupo de población rural de 600 individuos, 399 ya infectados con sífilis y 201 hombres sanos. La población en cuestión era de bajo poder adquisitivo y cultural. Durante este periodo de 40 años, muchos integrantes murieron a causa de la sífilis y nacieron niños infectados de sífilis congénita.
En mayo de 1997, el presidente Bill Clinton pidió perdón por el Estudio Tuskegee, señalando el racismo implícito y la arrogancia médica. Al día de hoy, el estudio Tuskegee se conoce como «posiblemente la más infame investigación biomédica de la historia de los Estados Unidos«.
Desarrollo de la cirugía cardíaca: operaciones de alto riesgo
El corazón fue durante algún tiempo uno de los órganos más desconocidos por la medicina. No fue hasta el siglo XV donde W. Harvey habla sobre éste órgano en su libro “Exertitatio anatomica de mortus cordis y sanguinis in animalibus”, considerado el comienzo de la Medicina Moderna.
En 1815 se realizó la primera cirugía de corazón registrada, de la mano de Francisco Romero. Sin embargo, por la alta peligrosidad que representaba una intervención de tal naturaleza, era mal visto que un médico hiciera una cirugía de corazón.
Uno de los grandes hitos en la medicina cardíaca fue el de la Operación Blalock-Taussig. El 29 de noviembre de 1944, en Estados Unidos, se realizó una operación de anastomosis a un niño. Los cirujanos Helen Taussing y Alfred Blalock intervinieron al paciente a pesar de los riesgos que implicaba. Al final, el niño sobrevivió a la operación. Actualmente, esta técnica se utiliza como paliación, para que el paciente tenga más tiempo para una intervención mayor.
Investigaciones con células HeLa: sujeto de pruebas aún después de la muerte
Henrietta Lacks (1920-1951) fue una mujer afroamericana nacida en Roanoke Virgina. A los 31 años, después de visitar al médico tras un inusual sangrado vaginal, fue diagnosticada con cáncer de cuello uterino.
Para su tratamiento, Henrietta consultó al Dr. Richard W. Telinde, distinguido ginecólogo e investigador del Hospital Hopkins. Su teoría planteaba que los dos tipos de cáncer que distinguían; el invasivo y no invasivo, eran en realidad del mismo tipo, pero en etapas distintas. Para comprobar su teoría, tomó biopsias de cuellos uterinos en pacientes con cáncer, descubriendo así que el 62% de las pacientes con cáncer invasivo fueron previamente diagnosticadas con uno no invasivo.
Así pues, durante su tratamiento, Henrietta fue el sujeto de pruebas de Telinde, siendo su muestra conocida como “HeLa”, debido a las dos primeras letras de su nombre y apellido. Las células HeLa serían esenciales para diversos estudios, incluyendo el desarrollo de la vacuna contra el polio. Lamentablemente, esto no ayudaría al caso de Henrietta.
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A pesar de ser tratada con radioterapia local y rayos X, el tumor siguió su curso invadiendo el pulmón, hígado, peritoneo y la cavidad pelviana, sin que hubiera forma de erradicar la enfermedad. Henrietta falleció el 4 de octubre de 1951 con gran sufrimiento. Tras su muerte, sus células siguieron siendo objeto de estudio a pesar de la negación del consentimiento por parte de su marido, 20 años después del fallecimiento de su esposa.
El Código de Núremberg: la necesidad de tener un código ético médico
Durante la Segunda Guerra Mundial, los médicos nazis llevaron a cabo experimentos médicos atroces en prisioneros de campos de concentración, como pruebas de resistencia extrema, inyecciones letales y mutilaciones. Estos experimentos llevaron al desarrollo de conocimientos médicos, aunque obtenidos de manera inhumana y antiética. Las atrocidades condujeron a la formulación del Código de Núremberg para regular la investigación ética.
Tras los Juicios de Núremberg, surgió el primer código internacional de ética para la investigación con seres humanos, el Código de Nuremberg, publicado el 19 de agosto de 1947. El precepto hipocrático base era “lo primero, no hacer daño”.
El Código Núremberg estableció las normal para llevar a cabo experimentos con seres humanos, principalmente hablando sobre el consentimiento voluntario de la persona. Los médicos responsables de los diez principios éticos que alberga este código con el psiquiatra Leo T. Alexander y el fisiólogo Andrew C. Ivy.
Si bien, este Código no fue adoptado formalmente por ningún país, ha sido de gran impacto para los derechos humanos y en la bioética.
Así pues terminamos con este recorrido, con una mirada crítica hacía el pasado y que nos recuerda el largo camino de la medicina para ser lo que es hoy, en servicio de la calidad humana, a su vez como recordatorio sobre aquellos límites éticos que existen para una práctica médica correcta.
Escrito por Kristhian Díaz, comunicólogo y colaborador de National Geographic en Español.
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