Las liderezas chamánicas de los clanes en la Prehistoria pudieron ser las primeras en realizar arte rupestre, ya que sus manos están impresas sobre las paredes en las cuevas.
Mamuts de cuernos amplios. Escenas de jornadas de cacería. Manos impresas sobre piedras en el techo de cuevas profundas. Bisontes que se amoldan a las paredes rocosas en las cuevas. En la Prehistoria, todas estas representaciones caen bajo la categoría de ‘arte rupestre’.
«El arte rupestre ha abarcado todo el globo terráqueo. En distintos momentos, pero todos hemos pasado por representar, en piedra, el mundo», explica Nuri Contreras, historiadora del arte de Christie’s. En entrevista exclusiva para National Geographic en Español, la especialista profundiza sobre qué significan estas representaciones, cuál era su función social y quiénes eran las personas que las realizaban.
«Nunca se va a llegar a una conclusión final sobre lo que hacían estos seres humanos», explica Contreras. «Hay que entender que sólo son supuestos, pero se pueden hacer acercamientos desde diferentes disciplinas.» Por ello, la evidencia de las imágenes representadas en las cuevas podría dar algunas pistas al respecto.
Esto es lo que se piensa al respecto.
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Homo pictorum: quienes pintan sobre las paredes
Antes que nada, puntualiza la especialista, vale la pena entender que las personas que realizaron arte rupestre «son una parte bastante avanzada del sapiens«. Aunque existe evidencia de que las primeras representaciones se pudieron haber hecho por manos de neandertales, el grueso de la producción fue de factura Homo sapiens, según sus investigaciones.
Desde la Historia del Arte, a los seres humanos que realizaron estas representaciones se les denomina como Homo pictorum: aquellos que pintaron sobre las paredes para representar su entorno y lo que en éste existe. «Esto los segrega por completo de otras especies de animales y de homínidos», añade la historiadora del arte.
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¿Es arte propiamente?
«Para entender qué estaban haciendo estos seres humanos», explica Contreras, «es posible hacer un acercamiento desde la Historia del Arte. Se puede decir que es arte, pero no arte por arte».
Esto es así porque, en la concepción contemporánea, el arte existe con el simple propósito de embellecer el medio ambiente que nos rodea. «En este caso, no podríamos apelar sólo a esa parte estética, […] sino que implica un plano psicológico, arqueológico y etnográfico«, dice Contreras.
A inicios del siglo XX, el etnólogo y arqueólogo alemán Leo Frobenius se dedicó a «registrar y reproducir algunas de las más importantes y remotas manifestaciones rupestres de África, Europa y Oceanía», explica el Museo Nacional de Antropología de México, donde se expusieron estas imágenes.
A partir de sus investigaciones, documenta la Universidad de Frankfurt, es posible dilucidar algunas de las funciones sociales que el arte rupestre tuvo en la Prehistoria. Entre ellas, destaca la del ‘hombre cazador’:
«Es ‘el buen hombre’, que comparte todo lo que caza,» explica Conteras», porque no podía guardar nada: sus bienes son completamente perecederos, por lo que es mejor que todo el mundo coma.»
Por ello, la necesidad de compartir se ve manifestada en las cuevas donde se realizó arte rupestre en la Prehistoria. Se piensa, según la especialista, «que se realizaban rituales para pedirle permiso al alma del animal que sería cazado» para utilizar sus propiedades. De estos espacios de pensamiento mágico y recogimiento también pudieron resultar las imágenes de animales y cacería impresas sobre piedra.
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¿Quiénes pintaban sobre las paredes en la Prehistoria?
Con todo lo anterior, existe un acercamiento al arte rupestre que indaga sobre la posibilidad de religiones tempranas. Según Contreras, sigue la línea de «pedirle permiso a la naturaleza» para que los seres humanos se beneficiaran de ella:
«En un principio, se creía que los animales representados serán los que se iban a cazar», dice la especialista, «pero los restos [de las especies] que se han encontrado en las cuevas muchas veces no corresponden con las que se pintaron.»
Por ello, se piensa que estas imágenes tenían un vínculo mágico con las comunidades que las llevaban a cabo. «Se cree que el chamán es el vínculo entre lo divino y lo terrestre», dice Contreras. Por ello, se piensa que eran estas personas quienes pintaban animales, escenas de cacería y de reunión sobre las paredes de las cuevas.
Y lo que es más: como la mayoría de las manos que se imprimieron ahí son de mujeres y niños, existe la posibilidad de que estos intermediarios hubieran sido realmente mujeres. «Si se piensa en ellas como las diosas madre, dadoras de vida, no sería raro que fueran ellas el lazo entre lo divino y lo terrenal«, sugiere la historiadora del arte.
Otras referencias:
Heinz Kohl, Kuba, Ivanoff, “FROBENIUS, el mundo del arte rupestre”, INAH, 2017.
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