Sucedió en 1866. Un explorador de la Universidad Nacional Técnica de Atenas, conocido como Athanasios Rhousopoulos, emprendió un proyecto de excavación en el antiguo Teatro de Dionisio, en Atenas. Después de años de posicionarse como erudito y comerciante de arte, las autoridades locales le permitían entrar a los centros arqueológicos con naturalidad. Nunca se imaginó que, a sus pies, encontraría la mítica esfera de Apolo.
Este espacio, antiguamente empleado como un teatro al aire libre en la ladera sur de la Acrópolis, también se ha asociado al santuario y al culto de Dionysos Eleuthereas. Como el dios del desenfreno, los excesos y el vino, el recinto se ocupó para fiestas religiosas y representaciones dramáticas por igual, documenta el Acropolis Museum en Atenas.
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Al encontrarse con aquella esfera de mármol, Rhousopoulos no se imaginó que se había tropezado con un artefacto mágico. Por el contrario, después de décadas de comerciar antigüedades —a veces, incluso, en el mercado negro—, pensó en analizarla con cuidado en su estudio. Nunca antes había visto un objeto similar: ninguna pieza en su acervo se le parecía.
Según los registros del museo, la esfera tiene tallados varios círculos que se cruzan entre sí. Al interior de uno de ellos, «[…] se lee claramente: ΑΙΘΗΡ, que es el primero de los cinco elementos de la naturaleza (éter, tierra, agua, fuego y aire)».
Toda la superficie de la esfera está repleta de relieves con mensajes mágicos, inscripciones y símbolos antiguos. Se estima que fue diseñada antes de la invasión romana a Grecia, como un instrumento de conexión con Helios-Apolo: el dios del sol, la armonía y la razón. Posiblemente, utilizado en los oráculos locales.
Lo más sorprendente es que la esfera de Apolo, como se le conoce actualmente, tiene inscrita la palabra Kosmokrator, que se traduce literalmente del griego como ‘el creador del cosmos’. Otras traducciones sugieren que significa «el gobernante del Universo«.
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La esfera de Apolo se considera un artefacto mágico por los símbolos que la recubren. En la Antigüedad, es probable que algún ministro o líder de oráculo la utilizara para recibir mensajes directamente del dios, que regía algunos de los recintos de adivinación más concurridos de Grecia.
De hecho, un estudio reciente sugiere que esta bola de mármol era «una antigua casa de espíritus, un tipo de piedra o joya que podía contener un espíritu», según Heritage Daily. Específicamente, por la palabra «ΙΞ̣ΙΔΕϹΙ», que se podría traducir como un llamado de ayuda. Aunque se distinguen otras palabras en griego antiguo, las demás inscripciones no sobrevivieron al paso del tiempo.
Además, la escena principal que se talló en la pieza es un hombre rodeado por un halo solar. Este símbolo se asocia directamente con Helios-Apolo, al ser el dios del Sol, como se muestra en la imagen anterior.
Por las dimensiones del objeto —con 30 centímetros de diámetro—, se ha considerado la posibilidad de que fuera un amuleto de la suerte para atletas o actores, que garantizara su éxito en algún deporte o representación dramática.
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