La polémica hermana del rey Herodes compartió nombre con la mujer que ayudó a María, la madre de Jesús, en el momento de dar a luz. Ésta es la historia de Salomé, la partera.
Salomé tenía muy clara su posición política. Como hermana de uno de los reyes de Judea más poderosos, Herodes I, sabía que podía ejercer la fuerza de las huestes romanas en Medio Oriente a su favor. Y no escatimó en hacerlo una sola vez, documenta Hyman Encyclopedia of Jewish Women.
Temida en la corte por confabular contra sus hermanos, cuñados, adversarios políticos y parejas sentimentales por igual, Salomé se encargó de hacer notar su presencia con los más crueles castigos a sus rivales. Todo esto en lo que respectó a la realeza en Judea. Sin embargo, parece ser que hubo otra mujer con el mismo nombre, que ayudó a María a partir en Belén.
Ésta es su historia.
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¿Quién era Salomé en tiempos de Jesús?
La figura de Salomé genera polémica en los registros bíblicos y en los estudios religiosos del cristianismo. Principalmente, por la diferencia entre la princesa inmudea (y hermana de Herodes Filipo I), y la partera de Jesucristo. La primera de ellas se caracterizó por ser una mandataria violenta y vengativa; mientras que la existencia de la segunda se ha debatido por siglos.
En la literatura antigua cristiana, escrita alrededor del mismo tiempo que vivió el Jesús histórico, existen evangelios apócrifos. Es decir, textos sobre la vida del mesías cristiano que escribieron evangelistas no reconocidos por la Iglesia Católica. Muchos de los autores convivieron directamente con él, o formaron parte de su comunidad cercana. Entre ellos, figuran relatos de María Magdalena sobre la infancia de Jesucristo, por ejemplo.
En el evangelio apócrifo de Santiago, se hace mención de una partera que asistió a María en Belén al momento de dar a luz. Algunos eruditos religiosos aseguran que el evangelista —discípulo directo de Jesucristo— no le da nombre a esta mujer. Otros, sin embargo, se basan en registros arqueológicos encontrados cerca de Jerusalén para afirmar que se llamó Salomé.
Salomé, la partera, no tiene nada que ver con la princesa de Judea. Aunque muy seguramente coexistieron en la misma época, hace alrededor de 2 mil años, son personajes históricos independientes. Ahora, con el hallazgo de una tumba en el sitio arqueológico de Tel Laquish, investigadores del Ministerio de Antigüedades de Israel (IAA, por sus siglas en inglés), aseguran haber encontrado el recinto funerario donde se enterraron sus restos.
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¿Dónde quedaron sus restos?
Nuevas excavaciones arqueológicas sitúan la tumba de Salomé en Israel. Ubicada en el Parque Nacional de Tel Lachish, apenas a 50 kilómetros de Jerusalén, el sitio se utilizó en la época bizantina como un espacio funerario con prácticas judías. La inscripción en una de las tumbas, escrita en hebreo como Shlomit, claramente muestra su nombre, documenta Times of Israel.
No sólo eso. Parece ser que la cueva en donde se encontraron sus restos estaba dedicada a la tumba familiar de una familia judía rica hace unos 2 mil años, de acuerdo con los arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA):
“Según una tradición cristiana, Salomé era la partera de Belén, que fue llamada a participar en el nacimiento de Jesús”, explica el arqueólogo de la IAA Zvi Firer. “Ella no podía creer que le pidieron que diera a luz a un bebé virgen, y su mano se secó y solo se curó cuando sostuvo la cuna del bebé”.
Alrededor de la tumba de Salomé se encontraron imágenes religiosas que visitantes antiguos dejaron en su honor. Algunos de ellos son tan antiguos, que datan del período del Segundo Templo, alrededor del año en el que nació Jesús. Por ello, los investigadores piensan que puede ser el lugar de entierro de Salomé, la mujer que ayudó a María al momento de dar a luz.
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