Formas humanas. Aves místicas. Animales sagrados. Formas geométricas imposibles. Y todo a gran escala, trazado sobre el desierto en el centro-sur de Perú, a lo largo de cientos de hectáreas. Por la complejidad de los patrones dibujados, la UNESCO considera al sitio como Patrimonio de la Humanidad desde 1994. Aún a pesar de los esfuerzos monumentales de investigación arqueológica que se han hecho en el sitio, poco se conoce sobre los autores de las ‘Líneas de Nazca’.
Vistos desde arriba, estos dibujos sobre la arena podrían parecer impresiones sobre papel. Sin embargo, algunos de ellos se extienden a lo largo de varios kilómetros. Además, los patrones se trazaron sobre la característica tierra negruzca y rojiza del desierto peruano que, con el alba, adquiere tonalidades violáceas. Esto es lo que sabemos.
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Así como los círculos de cultivo en Estados Unidos generaron revuelo en la década de los 60, a las Líneas de Nazca las recubre un halo de misterio. En total, es una colección de más de 800 glifos a gran escala, que representan figuras humanas de ojos grandes, siluetas de animales y flores. También conocidas como «geoglifos de pampas de Jumana», fueron trazadas por la cultura nazca, originaria esta zona en el desierto peruano.
Se estima que las más antiguas daten del año 100 d.C. Las más recientes, en contraste, se diseñaron hacia el 600 d.C. Durante siglos se mantuvieron imperturbables: un homenaje a los motivos naturales que maravillaron a los pobladores originarios de la región. Se sabe que, antiguamente, los artistas usaron cuerdas para no desviar el trazo demasiado. Por eso lograron hacer diseños de dimensiones monumentales.
Por el clima excepcional de la región, explican los arqueólogos en Perú, las Líneas de Nazca conservaron su gloria original por casi dos milenios. Durante todo el año, la temperatura promedio es de 25ºC, y está catalogada como una de los desiertos más secos de América Latina. Esto propició que los dibujos se conservaran prácticamente intactos.
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Las Líneas de Nazca fueron encontrados en 1927 originalmente. No fue hasta la década de los 90 que consiguieron la categoría de Patrimonio de la Humanidad, ya que «las líneas plantean uno de los mayores enigmas de la arqueología debido a su número, naturaleza, tamaño y continuidad«, explica la institución. En total, el sitio se extiende a lo largo de 450 kilómetros cuadrados.
Durante décadas, se ha especulado sobre la intención original de estos trazos ancestrales. Algunos arqueólogos piensan que fueron carreteras antiguas. Otros, sugieren que podrían ser complejos sistemas de riego. También se ha propuesto que sean imágenes sagradas, para que los dioses las admiraran desde las alturas.
Recientemente, la Universidad de Yamagata en Japón encontró 168 nuevos glifos, de los que no se tenía registro hasta el momento. Con la ayuda de arqueólogos locales y una flotilla de drones, procesaron las imágenes recuperadas en el silencio del desierto. Algunos son trazos antropomórficos, mientras que otras más parecen ser animales:
«En total hemos encontrado 168 figuras: unas 50 humanas, así como aves, felinos, serpientes y también muchas figuras lineales y trapezoides», ha declarado el líder del estudio, Masato Sakai, responsable del Departamento de Antropología cultural y Arqueología andina.
La investigación comenzó originalmente en 2004, una década después de que el sitio fuera declarado como Patrimonio de la Humanidad. Desde entonces, los científicos japoneses han localizado 358 figuras, incluidas las que publicaron recientemente.
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Sakai es consciente de que las Líneas de Nazca han sufrido daños considerables por la construcción de infraestructura pública. Especialmente, carreteras y pistas para carros todoterreno, enfocados al turismo internacional. No sólo eso: por la necesidad de generar espacios para agricultura y la ganadería, se han expandido estas actividades al sitio, dañando los trazos originales.
«Para proteger las líneas tenemos que saber cuál es su ubicación exacta para que no se conviertan en viviendas o la gente local use la zona para la agricultura», concluye el especialista.
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