Las pirámides en la necrópolis de Giza fueron construidas en una alineación perfecta con la bóveda celeste. Milenios atrás, los arquitectos egipcios decidieron que el lugar de descanso perpetuo de sus gobernantes más notables debería de seguir el trazo de los astros en el universo. Por ello, todas ellas apuntan a la constelación de Orión.
Esta coincidencia no es casual. Por el contrario, refleja la necesidad de los antiguos egipcios de conectar el plano terrenal con el cosmos. Los tesoros que se acompañaron a los faraones durante su mandato, por lo tanto, también deberían de estar disponibles para ellos al trascender. Bajo esta lógica, sugiere un estudio de University College London en el Reino Unido, podría ser que las pirámides egipcias rebosaran en tesoros y riquezas incomparables.
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Alrededor del año 2,630 a.C., los egipcios empezaron a utilizar las estructuras piramidales para enterrar a sus dirigentes políticos. Específicamente, a los faraones. Esta usanza dejó de practicarse alrededor de un milenio más tarde, durante el gobierno de Ahmose I. Sin embargo, durante 1,000 años, construir pirámides fue la única manera de garantizar que la realeza egipcia tuviera un paso digno hacia la otra vida.
Esto es así porque, después de décadas de hallazgos funerarios, los arqueólogos alrededor del mundo han determinado que las pirámides egipcias no sólo servían como resguardo para restos humanos. Por el contrario, también contuvieron algunos de los tesoros más vistosos del Imperio.
Al respecto, Wolfram Grajetzki, investigador principal honorario del University College London en el Reino Unido, explica que las tradiciones funerarias egipcias se caracterizaron por dar a los difuntos todas las herramientas para imitar su nivel de vida terrenal en el otro mundo.
Por ello, los faraones, sus familias y otros altos mandatarios de la Antigüedad en el imperio atestaron sus tumbas de riquezas:
«Los entierros en las pirámides más grandes podrían haber parecido bastante simples en comparación con Tutankamón», explica el especialista a Live Science.
Lamentablemente, poco se ha podido recuperar de estos tesoros antiguos. Esto es así porque la mayoría de las pirámides egipcias fueron severamente saqueadas durante siglos. El mejor ejemplo es la momia de Ramsés I, que surcó los mares después de ser vendida en el mercado negro de Luxor.
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De acuerdo con Grajetzki, las Pirámides de Giza rebosaron en joyería, contenedores lujosos para los órganos de los faraones y otros artefactos que pudieran utilizar en la otra vida. Siguiendo la cosmovisión egipcia, el alma de las personas tendría que sortear un sinnúmero de obstáculos al morir, para .
Para los antiguos egipcios, el alma se manifestaba en dos esencias. La primera era el Ka, o ‘la fuerza vital‘. Como parte del principio universal, esta energía acompañaba a los seres humanos en su paso hasta alcanzar el Juicio de Osiris: la prueba final en la que los dioses determinaban si la persona había tenido un corazón puro en su paso por la Tierra. El viaje empezaba con la partida del espíritu de este mundo, simbolizada como un ave emprendiendo el vuelo.
Para facilitar este tránsito, los escribas egipcios construían un ‘Libro de los Muertos’ para cada persona. Según su rango social y posibilidades económicas, podría ser más o menos detallado. En este documento, se registraban conjuros, pasadizos y otros consejos para sortear los obstáculos del más allá, de manera que el alma de la persona pudiera finalmente trascender.
Por ello, también, tiene sentido que estos recintos funerarios característicos de la región quisieran imitar la pompa y lujo con la que los gobernantes vivían. Históricamente, los locales sabían perfectamente dónde se encontraban estas riquezas, cómo entrar y a quiénes podrían resultarles interesantes en el mercado negro.
Ésta es la razón, explica Grajetzki, de que las Pirámides de Giza parecieran más ‘austeras’ que las de otros gobernantes:
«Esto no significa que él [Khufu] fuera más pobre [que Tutankamón]. Su pirámide demuestra lo contrario. Simplemente fue enterrado siguiendo las costumbres de su época», escribió el experto para Heritage of Egypt.
A pesar de que la mayoría de las pirámides egipcias fueron despojadas de sus tesoros, otros recintos funerarios de la región se han conservado prácticamente intactos. Gracias a estos hallazgos, los egiptólogos han logrado descifrar la complejidad de los cultos antiguos en la región, así como las jerarquías sociales, así como la relación que se tuvo antiguamente con la muerte y la trascendencia.
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