El origen del nombre Filipinas fue dado por un explorador español en honor al principie Felipe II. Casi veinticinco años más tarde, en 1565, los españoles comenzaron la conquista de la región, marcando el inicio de la influencia del idioma español en Filipinas.
Por primera vez, bajo el mando español, el archipiélago que antes estaba dividido en comunidades se consolidó como una sola unidad política. En ese entonces, el nombre de la colonia era la Capitanía General de Filipinas y era administrada desde la capital de Nueva España, ahora la Ciudad de México.
Se podía ver el intercambio comercial y cultural entre ambas colonias a través del famoso Galeón de Manila, también conocido como la Nao de China. Esta era una serie de barcos que conectaban la capital de Filipinas con el todavía existente puerto de Acapulco. Debido a esta estrecha relación, la imposición del español como lengua oficial fue inevitable. La forma de hablar estuvo fuertemente influenciada por la manera en la que lo hacían en México.
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El idioma se comenzó a utilizar en todos los sectores oficiales, incluyendo la educación, la política y la religión. Sin embargo, en los estratos más bajos de la sociedad, el español no era comúnmente hablado. En muchas regiones se utilizaban idiomas locales para evangelizar a las comunidades, como fue el caso del tagalo en Manila, la actual capital de Filipinas.
El dominio español duró aproximadamente tres siglos, hasta que el imperio enfrentó una de sus peores crisis. Por un lado, España se defendía de la invasión napoleónica y por el otro, de la independencia de México. Con este último hecho, la Ciudad de México dejó de dirigir el archipiélago y fue Madrid quien tuvo que encargarse de gobernar el territorio filipino.
A finales del siglo XIX, Filipinas comenzó a inspirarse en los movimientos independentistas de la época, logrando una muy ligera autonomía. Sin embargo, la tan anhelada separación de España significó el inicio de otro fuerte reto: el control avasallador estadounidense.
España y Estados Unidos se disputaron el control de algunas regiones del continente americano. Este acontecimiento se llamó la guerra hispano-estadounidense de 1898. Después de unos meses de guerra, España fue vencido y obligado a ceder algunas de sus colonias, entre ellas, Filipinas. Por ella, Estados Unidos «pagó» la mínima cantidad de 20 millones de dólares.
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Aunque para algunos líderes independentistas esto significaba un posible avance, lamentablemente Estados Unidos no buscaba para nada liberar las islas. Legitimaron su intervención bajo un argumento absurdo. El presidente estadounidense, William McKinley afirmaba que los filipinos no estaban preparados para el autogobierno.
El pueblo filipino rechazó fuertemente la anexión a Estados Unidos. Como respuesta, los estadounidenses enviaron 100,000 soldados para sofocar cualquier intento de independencia y establecer su control. Este periodo marcó el declive de la cultura española en Filipinas.
Las consecuencias de esta sangrienta opresión incluyeron la muerte de decenas de miles de filipinos. También, como resultado, el idioma oficial cambió del español al inglés. Después, se llevó a cabo una intensa campaña para enseñar el idiomas anglosajón a las infancias del archipiélago.
Algunos habitantes usaban el español como una forma de protesta pero, en realidad, eran muy pocas las que practicaban el idioma. Finalmente, el 4 de julio de 1946 Filipinas se independiza como una nación completamente autónoma. Sin embargo, el inglés, al estar tan inscrito en la cultura, se convirtió en el idioma oficial, mientras que el español quedo completamente relegado.
En la actualidad, Filipinas tiene dos idiomas oficiales: el tagalo, una lengua autóctona de la región de Luzón, y el inglés. La influencia del español sigue presente en algunas partes de este idioma, como los días de la semana, los meses y en algunos sustantivos. Por ejemplo, silya es silla; bintana es ventana; y biyahe es viaje. Es posible que si viajas a Filipinas puedas entender unas pocas palabras.
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Otra herencia española, es la gran cantidad de católicos en el país, siendo Filipinas la tercera nación con más creyentes en el mundo y la principal de Asia.
En el sudeste de las islas, aún se practica un idioma llamado chabacano, el cual surgió de la convivencia entre filipinos, españoles y mexicanos. Estos ejemplos son testimonios vivos de la rica mezcla cultural que ha definido la interesante historia de Filipinas.
Este texto fue escrito por Emilio Flores Escalona, periodista comunicólogo apasionado por la reflexión, la política y la cultura. Colabora como redactor en National Geographic en Español.
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