Esta es la historia de Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada, uno de los personajes más importantes de la cosmovisión mexica.
Quetzalcóatl, Kukulkán para los mayas, la serpiente emplumada es una pieza fundamental para entender los mitos mesoamericanos. Señor del viento, la creación y la claridad, los mexicas le atribuían la invención del lenguaje, la agricultura, la religión, el arte y las expresiones que construyen la cultura humana. Un antiguo relato registrado en el s.XVI da cuenta de su desaparición de la tierra y de su promesa de regresar.
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El reinado de Quetzalcátl
Entramos a la mítica Tula, llena de abundancia provee a sus habitantes de todo lo que necesitan para vivir en plenitud. Las cosechas crecen de tamaños inimaginados, los minerales se extraen en grandes cantidades, aves de todos los tamaños y colores sobrevuelan sus templos y palacios. La escasez es una idea impensable para los humanos.
Quetzalcóatl, gobernante y sumo sacerdote, es la encarnación de la fuerza creadora. Es por él que el mundo rebosa en fertilidad y en vida. Por un lado, Quetzalcóatl es un hombre sabio, partidario de las ofrendas pacíficas; por otro, es la deidad de la claridad y la luz, gemelo y opuesto de Tezcatlipoca, Señor de la oscuridad y los caprichos del destino.
El engaño
Un día, frente a las puertas del palacio se presentan 3 nigromantes. El trío de brujos se manifiesta frente al sacerdote Quetzalcóatl por encomienda de Tezcatlipoca; su misión es concreta: deben derrocar el abundante poderío del soberano. El gobernante se niega a recibirlos, pues está en estado de ayuno y por tanto en conexión divina. La insistencia de los magos es tal que Quetzalcóatl accede a verlos. Uno de ellos, desenvuelve un espejo de obsidiana, símbolo de Tezcatlipoca, y lo muestra ante el sacerdote.
«Mírate y conócete,» dice el hechicero. Quetzalcóatl, quien nunca había visto su rostro, cae en cuenta de que es un hombre viejo y que tarde o temprano morirá.
Su estado de ánimo se altera y queda intranquilo durante los días siguientes.
Días más tarde, los magos regresan con exquisitos manjares y cántaros llenos de pulque para el sacerdote, quien de inicio se niega a consumir la bebida pero después accede y termina por embriagarse. Manda a llamar a su hermana Quetzalpétlatl con quien continúa bebiendo y juntos pasan la noche en los aposentos reales.
La huida
Al despertar, Quetzalcóatl se da cuenta de la desgracia que ha traído sobre sí mismo. Ha roto su penitencia y ha cometido un fatal incesto. Incapaz de perdonarse sus errores, decide abandonar el cargo de gobernante. Abandona sus pertenencias y deja la ciudad de Tula que rápidamente comienza a perder su esplendor.
Se dirige hacia la Casa del Sol, y al llegar a la costa prende una gran fogata en la que se sacrifica. De las llamas, surgen las aves de plumajes preciosos. Finalmente, Quetzalcóatl asciende a los cielos para transformarse en el planeta Venus, que aparece en el firmamento acompañando el amanecer y el anochecer.
Otra versión del mito, asegura que Quetzalcóatl teje una barca con serpientes y se marcha en ella navegando hacia el Oriente con la promesa de que volverá.
Las imágenes usadas para ilustrar este texto forman parte de la carpeta de grabados «Tula Tolteca» del Maestro Alfredo Zalce, quien reinterpretó el mito de Quetzalcóatl para plasmarlo gráficamente.
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