Los templarios fueron parte importante de las costumbres religiosas de la Europa medieval, pues definieron el rumbo del cristianismo
Durante la Edad Media, los templarios se convirtieron en parte fundamental de la vida militar y religiosa en Europa. Eran miembros de los Pobres Compañeros de Cristo y del Templo de Salomón, una orden religiosa establecida en la época de las Cruzadas. Estaba conformada por caballeros y su primer objetivo fue proteger a los peregrinos cristianos en Tierra Santa.
Las cruzadas fueron expediciones militares que buscaban recuperar territorios importantes para el cristianismo que habían terminado en manos turcas. De acuerdo con Britannica, la Primera Cruzada (1095-99) fue un éxito para los cristianos y desde entonces, se enfrentaron a algunos saqueos por parte de musulmanes. Por ello, algunos caballeros franceses viajaron a Tierra Santa para proteger a los cristianos.
«Compadeciéndose de la situación de estos cristianos, ocho o nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payns juraron a finales de 1119 o principios de 1120 dedicarse a la protección de los peregrinos y formar una comunidad religiosa con ese propósito», señala Britannica.
El rey de Jerusalén, Hugo de Payns, alojó a los primeros caballeros que llegaron a Tierra Santa para defender a los cristianos. Durmieron en un ala del palacio real, que se encontraba en el área del antiguo Templo de Salomón. Esta fue la razón por la que decidieron nombrar así a su orden: Pobres Compañeros de Cristo y del Templo de Salomón. Eventualmente, serían solo reconocidos como templarios.
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El auge y la desaparición de la orden
La combinación de la milicia y la religión resultó particularmente polémica; sin embargo, los templarios recibieron el apoyo de muchos líderes religiosos. Por ejemplo, en 1139 el Papa Inocencio II permitió que los templarios construyeran sus propias capillas. Además, dejaron de estar obligados a pagar el diezmo y solo estaban sujetos a la jurisdicción papal, consiguiendo un rango importante en el cristianismo.
Adoptaron, principalmente, las costumbres de la orden cisterciense. Como ellos, los templarios juraban castidad, pobreza y vivían en comunidad; sin embargo, su deber principal era otro: luchar. Construyeron castillos y diseñaron defensas alrededor de algunas de las ciudades cristianas más importantes de la Edad Media. Eventualmente, adquirieron una riqueza importante a través de sus oficios.
Tras la caída de Acre, el último bastión cruzado, los templarios siguieron estableciéndose como una orden religiosa con objetivos más bien comunes. Esto hasta que en el siglo XIV el rey de Francia, Felipe IV, ordenó la destrucción de los templarios y sus propiedades fueron transferidas a los caballeros hospitalarios.
«Las razones por las que Felipe buscó destruir a los Templarios no están claras; puede que genuinamente temiera su poder y estuviera motivado por su propia piedad para destruir a un grupo herético, o simplemente vio una oportunidad para apoderarse de su inmensa riqueza…», menciona Britannica.
Finalmente, los templarios marcaron parte importante de la Edad Media. Actualmente, son fundamentales para comprender la historia medieval de Europa y las costumbres religiosas del continente, pues durante siglos fueron sumamente relevantes para la religión cristiana, misma que sigue definiendo la forma en la que comprendemos al mundo.
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