80 % de las personas que visitan el Louvre, en París, buscan a La Gioconda. Sin embargo, podría ser que la identidad de la Mona Lisa sea realmente otra.
En promedio, 30 mil personas van al Louvre con la única intención de ver la Mona Lisa. Independientemente de cuál sea su identidad verdadera, a la gente le intriga la sonrisa de la obra de Da Vinci. Sin importar su calidad estética, o que quizá es una de las piezas menos logradas del maestro renacentista, 80 % de los visitantes están ahí para ver el cuadro, según una investigación del museo parisino de 2019.
Con la pandemia, las cifras cambiaron. Aunque no existe un estudio más reciente al respecto, la tendencia era que, de la población que visitaba el museo en aquel entonces, 6 de cada 10 personas estaban ahí por primera vez. Y tenían ese único objetivo: ver La Gioconda, de Da Vinci.
Sin saberlo, quienes pasan los ojos sobre la pintura —a veces, a metros de distancia, porque es imposible verla de cerca entre la multitud— podrían no estar viendo a La ‘Gioconda’ como tal. Ésta es la razón.
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De esposa de un comerciante a marquesa italiana
Carla Glori es historiadora del arte de la Universidad de Turín, al norte de Italia. Durante toda su vida, se ha dedicado a analizar las obras de maestros renacentistas, como Da Vinci. Si bien es cierto que no es la primera en preguntarse quién es realmente la Mona Lisa, desarrolló una teoría sobre su identidad verdadera a partir del paisaje que tiene detrás de sí.
Hasta ahora, la suposición más aceptada es que la mujer en la pintura es la esposa de un comerciante acaudalado, contemporáneo de Leonardo:
«La Mona Lisa, supone ser el retrato de boda de Lisa Gherardini, esposa de Il Giocondo», explica la historiadora del arte argentina Noel Rondina. De ahí que se le conozca como ‘Gioconda’.
Sin embargo, Glori no está de acuerdo con esta suposición histórica. Por el contrario, de acuerdo con un análisis que publicó recientemente en ResearchGate, la especialista italiana asegura que la identidad de la Mona Lisa es otra. En lugar de representar a la esposa de un comerciante exitoso del Renacimiento, Leonardo le hizo un retrato a Bianca Giovanna Sforza.
Más sobre esta pintura: El robo que convirtió a la Mona Lisa en la obra de arte más famosa de la historia
De espaldas al castillo de Malaspina dal Verme
Glori sugiere esta nueva identidad de la Mona Lisa a partir del paisaje. Según ella, hubo una época en la que Da Vinci se mudó a la provincia de Bobbio, al norte de Italia. Aproximadamente al mismo tiempo, empezó a pintar La Gioconda. En un espacio de tres años —que le tomó terminarla—, vivió ahí con el amparo de la familia Sforza, al mando de Galeazzo Sanseverino, marqués de la región.
«[La especialista] afirma que el pequeño viaducto que Leonardo pintó en el paisaje a la izquierda de su modelo es el Puente Jorobado de Bobbio, que salva el cauce del río Trebia, afluente del Po, frente a esta localidad», según documenta National Geographic Historia.
De hecho, según esta teoría, la mujer retratada por Da Vinci podría estar dándole la espalda al castillo de Malaspina dal Verme, donde vivían los marqueses en la época. A partir de esta información, Glori piensa que lo más probable es que la Mona Lisa no sea realmente la Gioconda —esposa de Il Giocondo—, sino la marquesa de Bobbio.
Glori sacó estas conclusiones a partir de análisis paleontológico del paisaje. En el estudio, la autora apunta que el fondo de la pintura se parece a ciertos elementos valle del Trebbia:
«ya que todo el valle se caracteriza por la presencia de cárcavas, montañas erosionadas por profundos surcos creados por una prolongada acción erosiva de las aguas meteóricas [de lluvia, nieve o ríos] sobre las rocas arcillosas».
Además, hay detalles en la obra que coinciden con el paisaje de la ciudad. El mismo puente que hay en Bobbio se aprecia sobre el hombro izquierdo de la mujer representada. Y lo que es más: Galeazzo Sanseverino fue mecenas de Leonardo en esa misma época. Siguiéndole la pista a la biografía del autor, es razonable pensar que la Mona Lisa haya sido un encargo del noble italiano.
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Con la pandemia, las cifras cambiaron. Aunque no existe un estudio más reciente al respecto, la tendencia era que, de la población que visitaba el museo en aquel entonces, 6 de cada 10 personas estaban ahí por primera vez. Y tenían ese único objetivo: ver La Gioconda, de Da Vinci.
Sin saberlo, quienes pasan los ojos sobre la pintura —a veces, a metros de distancia, porque es imposible verla de cerca entre la multitud— podrían no estar viendo a La ‘Gioconda’ como tal. Ésta es la razón.
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De esposa de un comerciante a marquesa italiana
Carla Glori es historiadora del arte de la Universidad de Turín, al norte de Italia. Durante toda su vida, se ha dedicado a analizar las obras de maestros renacentistas, como Da Vinci. Si bien es cierto que no es la primera en preguntarse quién es realmente la Mona Lisa, desarrolló una teoría sobre su identidad verdadera a partir del paisaje que tiene detrás de sí.
Hasta ahora, la suposición más aceptada es que la mujer en la pintura es la esposa de un comerciante acaudalado, contemporáneo de Leonardo:
«La Mona Lisa, supone ser el retrato de boda de Lisa Gherardini, esposa de Il Giocondo», explica la historiadora del arte argentina Noel Rondina. De ahí que se le conozca como ‘Gioconda’.
Sin embargo, Glori no está de acuerdo con esta suposición histórica. Por el contrario, de acuerdo con un análisis que publicó recientemente en ResearchGate, la especialista italiana asegura que la identidad de la Mona Lisa es otra. En lugar de representar a la esposa de un comerciante exitoso del Renacimiento, Leonardo le hizo un retrato a Bianca Giovanna Sforza.
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De espaldas al castillo de Malaspina dal Verme
Glori sugiere esta nueva identidad de la Mona Lisa a partir del paisaje. Según ella, hubo una época en la que Da Vinci se mudó a la provincia de Bobbio, al norte de Italia. Aproximadamente al mismo tiempo, empezó a pintar La Gioconda. En un espacio de tres años —que le tomó terminarla—, vivió ahí con el amparo de la familia Sforza, al mando de Galeazzo Sanseverino, marqués de la región.
«[La especialista] afirma que el pequeño viaducto que Leonardo pintó en el paisaje a la izquierda de su modelo es el Puente Jorobado de Bobbio, que salva el cauce del río Trebia, afluente del Po, frente a esta localidad», según documenta National Geographic Historia.
De hecho, según esta teoría, la mujer retratada por Da Vinci podría estar dándole la espalda al castillo de Malaspina dal Verme, donde vivían los marqueses en la época. A partir de esta información, Glori piensa que lo más probable es que la Mona Lisa no sea realmente la Gioconda —esposa de Il Giocondo—, sino la marquesa de Bobbio.
Glori sacó estas conclusiones a partir de análisis paleontológico del paisaje. En el estudio, la autora apunta que el fondo de la pintura se parece a ciertos elementos valle del Trebbia:
«ya que todo el valle se caracteriza por la presencia de cárcavas, montañas erosionadas por profundos surcos creados por una prolongada acción erosiva de las aguas meteóricas [de lluvia, nieve o ríos] sobre las rocas arcillosas».
Además, hay detalles en la obra que coinciden con el paisaje de la ciudad. El mismo puente que hay en Bobbio se aprecia sobre el hombro izquierdo de la mujer representada. Y lo que es más: Galeazzo Sanseverino fue mecenas de Leonardo en esa misma época. Siguiéndole la pista a la biografía del autor, es razonable pensar que la Mona Lisa haya sido un encargo del noble italiano.
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