Bajo la encomienda religiosa y política de la orden dominica, en el siglo XVI se erigió uno de los mejores ejemplos de sincretismo que se tienen documentados en el estado de Oaxaca, al sur del actual México. En honor su patrono, se le nombró ‘San Jerónimo Tlacochahuaya’: un lugar de penitencia y oración para los pobladores originarios de la zona.
La conquista espiritual que vino de España, necesariamente, requirió de espacios físicos para adoctrinar a los indígenas locales. Sucedió lo mismo con el caso de los zapotecas, que se extendieron del sur de Puebla a Oaxaca. En consecuencia, muchos de los templos cristianos están adornados con fuertes influencias de las culturas originarias. Así se manifestaron en el templo de Tlacochahuaya.
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La ‘Capilla Sixtina’ zapoteca
En náhuatl, ‘Tlacochahuaya’ quiere decir en el humedal, o en la ciénega. A su vez, en la tradición católica, a San Jerónimo se le reconoce por ser el patrono de los traductores: aquel que se dedicó a explicar la Biblia en varios países, para diferentes gentes. La unión de ambos elementos en sí misma es una muestra del sincretismo que cristaliza el templo de San Jerónimo Tlacochahuaya: la primera parte, cristiana; la segunda, indígena.
La iglesia de San Jerónimo Tlacochahuaya se ubica en el municipio con el mismo nombre, a 21 kilómetros de la capital del estado de Oaxaca. Los techos y bóvedas del templo, un claro ejemplo de barroco oaxaqueño, están adornados con frescos con motivos vegetales. Principalmente, flores rojas y azules. Estos ornamentos le ganaron el título de la ‘Capilla Sixtina‘ zapoteca.
De acuerdo con los registros del Gobierno de Oaxaca, la obra comenzó en 1586, con la intención de que fuera un espacio de retiro para los frailes dominicos:
«[La construcción comenzó] bajo la vigilancia de Fray Jordán de Santa Catalina», documentan las autoridades en su portal oficial. «En todo el conjunto es notoria la mano de obra indígena, presente no sólo en sus elementos arquitectónicos sino también en los decorativos».
Así como la fachada sigue la línea estética del barroco popular, el interior rebosa en motivos vegetales polícromos. Es decir: flores, hojas y querubines de colores en los muros. De la misma manera, los retablos están decorados en con lámina de oro. Además, el templo conserva el órgano original, que se puede visitar en el área del coro.
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¿Cómo llegar a Tlacochahuaya?
Para llegar al Municipio de San Jerónimo Tlacochahuaya, donde se encuentra el templo, se puede llegar en coche, por la carretera federal 190 entre Santa María del Tule y Mitla. Como se encuentra a apenas 21 kilómetros de la capital, el trayecto no rebasa los 40 minutos.
Sin embargo, hay que tomar en cuenta que la carretera es estrecha. Por esta razón, el camino puede hacerse más lento hacia el mediodía, cuando hay más tráfico. Lo mejor sería salir temprano, antes de las 9 de la mañana. Es posible estacionarse en las calles del municipio, e ingresar al templo sin costo.
Al interior, inmediatamente llama la atención de la ornamentación en los techos y muros. Vale la pena caminar por la nave principal —de inicio a fin—, para ver las cúpulas, los nichos y los retablos por dentro. Al día de hoy, el templo se conserva casi intacto, a cargo todavía de los dominicos.
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