Después de la Guerra de Troya, la ciudad de Tenea floreció como un poderoso centro mercantil en la época romana. Ésta es su historia.
Cuando la musa terminó de cantar la oda a Aquiles, la ciudad corintia de Tenea vio su florecimiento. Desde 2018, arqueólogos han encontrado evidencia de que sirvió como el lugar ideal para alojar a los esclavos y prisioneros que la Guerra de Troya dejó a su paso. Como estaba al sur de un bullicioso puerto Corintio, en la Península del Peloponeso, era el lugar ideal para explotar ese capital humano recién adquirido.
Por ello, según lo documentó hacia el siglo I el filósofo griego Estrabón, Tenea “prosperó más que los otros asentamientos y, finalmente, incluso tuvo un gobierno propio”. Por ello, durante décadas se pensó que era sólo un mito: uno más de los estandartes que sugirió el poeta Homero en la Iliada, la epopeya que da cuenta sobre el conflicto bélico en Troya.
Recientemente, sin embargo, parte de esa bonanza salió a la luz en un proyecto de excavación en el actual sitio arqueológico de la ciudad.
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Adonde los prisioneros de Troya iban a dar
Incluso a pesar de la invasión romana a Grecia, Tenea se mantuvo intacta durante siglos. La bonanza de la ciudad corintia fue tal, que los romanos respetaron sus dinámicas económicas y políticas. La ciudad, sin embargo, no corrió la misma suerte hacia la era contemporánea.
Después de estar abandonada por milenios, el sitio se convirtió en un espacio fértil para el robo de antigüedades. Resultó ser que los mercaderes ilícitos encontraron una multiplicidad de sarcófagos, piezas de cerámica y bienes antiguos, que vendían en el mercado negro a precios que les garantizarían, al menos, una vida de comodidad:
«El sitio ya era conocido por saqueadores y contrabandistas ilícitos de antigüedades, lo que llevó a excavaciones a gran escala en 2013 […] proteger el sitio de daños mayores», documenta Heritage Daily.
Así, también, los antiguos cimientos de Tenea se dañaron sin remedio. Para evitar que la evidencia arqueológica se dañara aún más, la arqueóloga griega Eleni Korka empezó a excavar el sitio en la década de los 80. Desde entonces, su trabajo no se ha detenido.
De hecho, en excavaciones recientes de la Dirección de Antigüedades Prehistóricas y Clásicas del Ministerio de Cultura y Deporte, la especialista encontró la traza original de la ciudad. Esto no sólo confirma la existencia de la ciudad como enclave político durante la Guerra de Troya, sino las dimensiones que adquirió después del conflicto bélico.
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Una metrópolis romana
Complejos habitacionales, recintos funerarios y las ruinas de comercios antiguos se han encontrado en Tenea. El más grande de ellos es un edificio civil datado de la época romana, con una superficie de 156 metros cuadrados. Además de una elaborada mampostería de piedra, el equipo de Korka encontró los siguientes artefactos:
- Miles de monedas de plata y cobre
- Una llave de hierro
- Piezas de cerámica romana
- Una pluma y un pico de hierro
Además de todo lo anterior, los investigadores encontraron estatuillas votivas y los cimientos de antiguas tiendas romanas —todavía con cambio en las «cajas registradoras». Se dieron una idea del periodo en el que fueron forjadas por los emperadores romanos representados en ellas. Retratos de Follis de Cyzicus, Theodosius, Marciano, León I, Zeno, Anastacio I Dicorus, Justin I y Justiniano I figuran entre ellos.
Las tiendas se construyeron en torno a lo que parece ser un antiguo corredor comercial, similar a los que existen en Roma en la actualidad. Por ello, no les sorprendió encontrar vasijas en miniatura y lámparas con representaciones del dios Ares, señor de la guerra. Vaya que la ciudad tenía una antigua tradición bélica, incluso desde sus orígenes.
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