Cada 14 de julio, Francia celebra su Día Nacional. Aquí te contamos por qué esta fecha y qué tiene que ver con la Toma de la Bastilla y la Revolución Francesa.
A lo largo de la historia, los cambios del mundo vienen acompañados de significativas revoluciones y la Francia del siglo XVIII lo sabía. En uno de los eventos históricos más significativos para Occidente, los ciudadanos franceses se levantaron en armas contra la monarquía y tomaron la prisión de la Bastilla. Ésta es la historia.
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La chispa que encendió la Revolución Francesa
Las cosas durante el reinado de Luis XVI no iban bien. Francia estaba sumergida en una deuda externa por haber financiado parte de la independencia de la 13 colonias. Además, el clima extremo y los prominentes granizos provocaron que las cosechas de ese año fueran insuficientes. En medio de una inconformidad por la falta de alimento y los injustos impuestos para pagar la deuda externa, el pueblo francés comenzó a mostrar su malestar con revueltas en las calles, las cuales la monarquía sofocó con la presencia de tropas en la capital.
Frente al inminente conflicto, Luis XVI convocó a los Estados Generales, una asamblea compuesta por tres partes: el clero, la nobleza y el ‘pueblo’. La reunión que tuvo lugar el 5 de mayo de 1789 sólo dejó más clara la disparidad entre los diferentes grupos de la sociedad y avivó el hambre por una revolución.
Una prisión de élite
De acuerdo con la Encyclopedia Britannica, la prisión de la Bastilla se había convertido en una cárcel aristocrática para 1789. Aunque contaba con sólo siete presos, el complejo representaba la tiránica monarquía que regía toda Francia, la cuál arrestaba arbitrariamente a las personas que habitaban su territorio.
Pese al gran símbolo en el que se convirtió la Toma de la Bastilla, el conflicto armado que representó fue un enfrentamiento bastante desigual. La prisión estaba custodiada por soldados veteranos quienes ya no podían enfrentar el ataque de los mil parisinos que se dispusieron a tirar la fortaleza.
La batalla librada dentro y fuera de los muros de la Bastilla fue un momento decisivo para la historia de Francia. Cuando el entonces rey, Luis XVI le preguntó al duque de La Rochefoucauld-Liancourt si lo que había ocurrido en la prisión había sido una revuelta, La Rochefoucauld respondió: «No, señor, es una revolución.»
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