Uno de los sitios arqueológicos más importantes de Europa se conservó gracias a la erupción de un volcán. Así era un día en Pompeya.
En el año 79 de nuestra era, la muerte extendió sus alas sobre Pompeya. Ubicada en Nápoles, al sur de Italia, esta ciudad revela información invaluable sobre la alta sociedad romana. La fastuosa ciudad, hogar de algunas de las más poderosas familias del Imperio Romano, fue devastada por una erupción del volcán Vesubio. Este trágico evento, sin embargo, hizo de Pompeya un sitio único para la arqueología. Como si de una fotografía se tratara, la vida de sus habitantes quedó petrificada en el tiempo. Así era un día en Pompeya en el año 79.
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Amanecer
Antes de que salga el sol, en las panaderías los hornos ya están encendidos; en los establos se recolecta huevo de gallina y se ordeña a las vacas, y en las sementeras los campesinos atienden al trigo. La servidumbre de las casas acude a las fuentes para llenar sus cántaros de agua. Se instalan los puestos de los mercados y las tiendas comienzan a abrir. El desayuno tradicional pompeyano consiste en pan, queso, huevo y fruta.
Mediodía
Durante el verano, el calor impide seguir trabajando a esta hora. Se comen refrigerios de pescado, pan y vegetales acompañados con agua y vino. En ocasiones se celebran juegos gladiatorios, en los que dos o más contrincantes luchan a muerte frente a un amplio público.
Tarde
Mientras algunas personas duermen la siesta, otras se refrescan en los baños públicos, lugares de higiene y relajación, pero también de ejercicio y de negocios. Los hombres discuten asuntos mercantiles mientras las mujeres organizan la vida social de sus familias en un baño separado.
Anochecer
La cena es la comida principal en Pompeya. A menudo se comparte entre familias, que disfrutan de la carne, el pescado, el pan, el huevo y la fruta. También se puede comer en tabernas, algunas de ellas cercanas a lupanares o burdeles, donde también se discute sobre política y negocios. Las calles de Pompeya pueden ser muy inseguras, por lo que los eventos terminan pronto y sus habitantes se van a dormir temprano.
Pompeya hoy en día
Las ruinas de Pompeya, sorprendentemente preservadas bajo toneladas de ceniza durante casi dos milenios, son una ventana hacia el pasado. Además de recibir a una gran cantidad de turistas provenientes de todo el mundo, siguen siendo objeto de investigaciones arqueológicas, que nos revelan más detalles sobre la vida de sus antiguos pobladores. Artefactos de extrema rareza, como juguetes, altares, graffiti, hogazas de pan, ánforas de vino, collares de perros, mosaicos y extraordinarios murales nos entregan un privilegiado retrato de sus habitantes.
La vida en ella no era ideal: aunque las familias acomodadas vivían tranquilamente, otros estratos padecían severas injusticias. Tristemente, muchos de los cadáveres localizados en Pompeya corresponden a sirvientes y esclavos, quienes, a diferencia de sus amos, no pudieron huir durante la erupción.
Este artículo es de la autoría de Rodrigo Ortega Acoltzi, quien investiga y escribe sobre arte e historia. Puedes leer más de su trabajo aquí. Las imágenes son de la autoría de J. Fernando Montes de Oca, fotógrafo, documentalista y promotor de las manifestaciones culturales de México y el mundo.