La historia de Vlad III, el hombre que inspiró Bram Stoker para escribir Drácula
También conocido como el Empalador, Vlad III, es -según su biografía en Britannica– el segundo hijo de los Drácula, una familia noble de Transilvania, Rumania. El apodo familiar de Vlad parte de la palabra en latín para dragón, pues su padre fue de la Orden de Dragón, una institución política fundada por el Sacro Imperio Romano Germánico.
En 1436 el padre de Vlad ocupó un importante cargo político en Valaquia, Rumania. Eventualmente fue asesinado junto a uno de sus hijos y el Empalador emprendió un viaje para vengar a su padre y recuperar su puesto como vaivoda (título para un soberano en Transilvania).
«Sus oponentes incluyeron a los boyardos y a su hermano menor, quien fue apoyado por el sultán otomano. Tras una lucha de ocho años, Vlad reclamó nuevamente Valaquia,» menciona la biografía de Britannica.
Su desmesurada administración
Vlad durante su gobierno tomó ciertas decisiones particularmente crueles que eventualmente lo bautizaron como el Empalador. Cuando derrotaba a sus enemigos, disfrutaba de exponerlos (aún con vida) desnudos y clavados en una estaca cerca de sus aposentos.
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«Practicó este tipo de tortura tanto a enemigos extranjeros como domésticos. Mientras se retiraba de una batalla en 1462, dejó un campo lleno de miles de víctimas empaladas como disuasión para las fuerzas otomanas que lo perseguían,» menciona la biografía.
Eventualmente Vlad fue capturado por sus enemigos húngaros, pero logró recuperar su cargo en 1476, aunque poco después fue asesinado. Después de su muerte, la gente a la que gobernaba, lo recordó como un héroe a pesar de sus atroces métodos. Esto debido a su postura frente a la invasión otomana en la zona.
Un vampiresco estilo de vida
Además de vivir entre lujos y castillos góticos comunmente asociados a la figura del legendario Drácula, Vlad el Empalador vivía con una condición médica que podría parecer de una historia de terror. Un estudio publicado por la Sociedad Americana de Química, analizó los restos microscópicos de tres cartas escritas por el vaivoda y determinó que probablemente lloraba sangre.
«Los datos experimentales muestran que probablemente padecía inflamación en las vías respiratorias y/o en la piel. Además, sugieren que, según algunas historias, también podría haber sufrido una afección patológica llamada hemolacria, es decir, derramaba lágrimas mezcladas con sangre,» menciona la publicación.
Por otra parte, el mismo estudio encontro evidencia que confirmaría que Vlad -a pesar de ser tan sanguinario con sus enemigos- tanía una dieta vegana. Esto debido a que no se encontraron restos de origen animal entre la saliva conservada en la cartas.
Este estudio es muestra de que esas historias aparentemente falsas que nos horrorizan, son de alguna forma u otra, parte del mundo real. Probablemente este tipo de evidencias no demuestren la existencia de Drácula, el icónico vampiro que bebía sangre, pero sí logran acercarnos a los hechos que inspiraron a las grandes mentes que iniciaron la leyenda.
Este texto fue escrito por Iñaki Arriola, periodista mexicano interesado en la cultura urbana, el arte y su convivencia con la naturaleza. Colabora como redactor en National Geographic en Español.
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