Nunca sobran pretextos para visitar Roma y ahí nunca nos quedaremos sin un destino inédito que conocer, pero el centenario de Federico Fellini –celebrado el pasado 20 de enero– nos da, sí, una ruta precisa que visitar en la capital italiana trazada a partir de su filmografía –la fuente de Trevi, la via Appia y el Parque de los Acueductos, la Piazza del Popolo, la aristocrática y cinematográfica via Veneto y su Harry’s Bar, las termas de Caracalla o el Vaticano y la icónica y siempre felliniana Fuente de Trevi–, pero también la oportunidad única y poco de conocer los estudios mismos en los que filmó muchísimas de sus películas, Cinecittà.
Texto: Claudia Muzzi
Cuando le preguntaron a Fellini en qué ciudad le gustaría vivir, él respondió “en Cinecittà”.
Esta ciudad del cine se inauguró en 1937 nada menos que por Benito Mussolini en la via Tuscolana, una avenida desolada en la periferia del suroriente romano, hacia donde se expandía la capital italiana en ese entonces.
Detrás de su construcción, como en todo el boom edilicio del fascismo, había una voluntad megalómana que ambicionaba mucho más que una huella marmórea y perenne en la ciudad romana: quería ser la Tercera Roma –después de la imperial y la barroca–, para lo que el Duce proyecta en los treinta la construcción de la que sería la sede de la Exposición Universal Roma en 1942 (no se llevó a cabo) pero dejó un barrio inspirado por la época clásica romana y el racionalismo italiano de los años treinta del siglo xx, o el Estadio de los mármoles, un complejo deportivo que fungía como extensión de la academia fascista masculina de educación física.
Menos grandilocuente en términos arquitectónicos que los ejemplos anteriores, Cinecittà sin embargo tiene una misión mayor: la de ser la casa productora de cintas propagandísticas del régimen, además de buscar rivalizar con Hollywood.
Por fortuna, la vida de Cinecittà no termina con la caída del fascismo, al contrario, se cimenta una verdadera maquinaria productora de cine de la que saldrán más de 3,000 películas filmadas hasta la fecha, a manos de directores como Martin Scorsese, Wes Anderson, Mel Gibson, Sergio Leone, William Wyler, Joseph L. Manckiewicz, Roberto Rossellini, Luchino Visconti, Vittorio de Sica y, obviamente, Fellini, quien hizo del Teatro 5 su set preferido.
En Cinecittà filmó «Amarcord», «Las noches de Cabiria», «La dolce vita», «8 1/2», entre otras.
Gracias a la exposición permanente “Cinecittà si mostra” es posible hacer un recorrido por los míticos estudios, pasear entre sus calles flanqueadas de pinos hasta llegar a los sets permanentes de la Roma antigua (set construido para la serie del mismo nombre de HBO, en el que se pueden ver las reproducciones de edificios civiles y religiosos del Foro Romano), la Florencia del Renacimiento o el de «Pandillas de Nueva York», de Martin Scorsese. También se puede ver una piscina abierta enorme en la que se filmaron las batalla navales de «Ben Hur».
La visita cuenta también con un recorrido didáctico en el que se pueden descubrir los oficios del cine mediante salas interactivas dedicadas a la dirección, la escenografía, el sonido, confección de vestuario y ficción cinematográfica (los niños la pasan increíble).
Por último, la tienda de regalos es algo que no hay que dejar pasar: desde libros especializados, claquetas, carteles, memorabilia irresistible para cualquier cinéfilo.
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En este video se puede ver cuando Benito Mussolini inaugura la fábrica de sueños de Roma, Cinecittà: