Entre las aguas gélidas del sur de Chile, en el centro del estrecho histórico que alguna vez recorrió Fernando de Magallanes y que ahora lleva su nombre, se encuentra la isla Magdalena, una reserva protegida que fue declarada parque nacional en agosto de 1966 y reconocida como monumento natural en 1982, por ser una de las pingüineras más importantes de la Patagonia.
Texto: Christian Ríos Llavot
Actualmente se estima que la habitan más de 60,000, pero, al numerar las diferentes especies que llegan a la isla de manera constante, la cantidad puede incrementar hasta unas 150,000 aves, entre las que destacan gaviotas australes, cormoranes y palomas antárticas; además, algunos lobos marinos llegan hasta aquí de la isla vecina, Marta.
La visita:
Al desembarcar a la isla Magdalena se aprecia una vereda bien señalada y delimitada que sirve de protección para los pingüinos, aunque no es extraño que estos se crucen curiosos entre los turistas al acercarse a saludar con un amable picotazo.
Alrededor del camino se observan colonias enteras; algunos nadan cerca de la orilla, otros cuidan a sus crías al hacer o proteger su nido, un reto para posibles depredadores. Ya que, existe un agujero que reluce por ser una pequeña pero bien construida fortificación subterránea.
¿Cómo llegar a la isla Magdalena?
- Este santuario se encuentra a unos 30 kilómetros de Punta Arenas, la urbe más cercana para descansar.
El recorrido en bote hacia esta isla dura aproximadamente una hora y media, mientras que la estadía es de 60 minutos. Además de poder disfrutar la compañía de sus residentes alados, se puede visitar un faro majestuoso de luz blanca. La mejor época del año para visitar esta reserva natural chilena es entre noviembre y febrero. Se aconseja llevar ropa cómoda, abrigadora y, de preferencia, repelente al agua.
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