AFP.- Situada sobre las aguas turquesas del Océano Índico, la isla de Cousin, que forma parte de la República de las Seychelles, está repleta de vida. Las tortugas gigantes deambulan y los pájaros sobrevuelan esta roca marcada por las plantaciones antes de ser comprada y devuelta a la naturaleza para salvar una especie.
50 años después de la toma de control de la isla por una ONG que quería salvar a una de las aves más raras del mundo, la vegetación ha retomado sus derechos y ha encontrado un equilibrio que los administradores de Cousin pretenden defender contra los humanos.
La cifra puede parecer insignificante a la luz de los estándares turísticos modernos, pero es lo suficientemente alta como para haber alertado a Nirmal Shah, director de Nature Seychelles. Esta es la ONG que administra esta isla de 34 hectáreas.
«El turismo es importante para Cousin, es lo que nos permite financiar los proyectos de conservación que estamos llevando a cabo ahí. Pero 16,000 turistas fue demasiado», dijo Shah.
Porque más allá de los senderos, en las playas vírgenes o en el denso bosque tropical, el visitante se encuentra cara a cara con tortugas a veces centenarias, aves marinas que anidan en la isla, tortugas marinas o cangrejos ermitaños.
«Cuando hay demasiados turistas, puede perturbar a las aves que anidan o ahuyentar a las tortugas marinas que buscan poner sus huevos en la isla», explica Dailus Laurence, jefe de guardia de la reserva.
Cousin se compró en 1968 por la ONG Birdlife International por 20,500 euros, a valores actuales, para salvar de la extinción al pájaro carricero de Seychelles (Acrocephalus sechellensis). Este es un ave verde y marrón.
Los últimos 26 especímenes se refugiaron en algunos manglares, mientras que el resto de la isla fue atravesada por plantaciones de coco y canela.
Desde entonces, la vegetación nativa retomó los espacios naturales, y los carriceros se han salvado hasta el punto de poder reintroducirlos en otras cuatro islas de las Seychelles.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) no esconde el entusiasmo con los «éxitos de conservación únicos» de Cousin, «la primera isla comprada para la conservación de una especie» y que ahora sirve como modelo en otras partes del mundo.
Finalmente, para limitar el número de visitantes Nature Seychelles aumentó el precio de la visita en julio, de 33 a 40 euros, y decidió cobrar a los niños.
«Había que hacer algo, la presión sobre el medio ambiente era demasiado grande», dice Laurence.
«Si hubiéramos querido recibir más turistas, también habríamos tenido que aumentar el número de guardias y guías que viven en la isla y, por lo tanto, necesariamente aumentar el impacto humano», dijo Shah.
«La máxima prioridad es la naturaleza, y si tenemos que tomar otras medidas, lo haremos», finalizó.
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