En el 2010, durante la ampliación de una carretera en Chile, se descubrieron más de 40 fósiles de ballenas, focas y otros mamíferos.
Los varamientos masivos de ballenas a lo largo de las líneas costeras se han observado desde los tiempos de Aristóteles, hace más de 2,000 años, y las razones siguen siendo un enigma. Recientemente surgió evidencia de acontecimientos incluso más antiguos. En 2010, durante la ampliación de la Carretera Panamericana en el desierto de Atacama, en Chile, se descubrieron más de 40 fósiles de ballenas, focas, peces óseos depredadores y otros mamíferos marinos preservados en sedimentos pertenecientes al Mioceno tardío (de entre seis y nueve millones de años de antigüedad). ¿Qué los mató?
«Se necesita una causa que abarque a muchas especies, así que la navegación y los virus específicos a un género quedan descartados», dijo el paleontólogo Nicholas Pyenson, del Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsoniano.
Los brotes de algas tóxicas, que ocurren de manera natural o a consecuencia de la contaminación, son una de las causas de los varamientos masivos modernos, ya que matan a las ballenas directamente o por medio de la concentración en su cadena alimentaria. Para explicar este caso, Pyenson señala la cordillera de los Andes, rica en hierro al este del desierto de Atacama. El hierro permite que las algas crezcan rápidamente y los vientos y ríos podrían transportar sedimentos ricos en hierro al océano vecino, provocando florecimientos de algas que envenenaron a los marinos vertebrados. Las corrientes oceánicas empujaron los cadáveres hacia la costa y quedaron enterrados en los sedimentos donde se encontró la evidencia faltante: tapetes algales ricos en hierro.
Foto: Adam Metallo, Smithsonian Digitalization Program Office
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