Los noviazgos en India aun están lejos de ser aceptados como algo normal.
La fortaleza de Bandra es un paraíso para los amantes. Parejas de todo Bombay se sientan en sus viejos muros y sueñan mientras contemplan el mar; otros buscan la complicidad de las escarpadas rocas a los pies de la fortaleza para esconderse o la protección de las palmeras en los jardines traseros.
«Aquí tenemos la oportunidad de disfrutar un momento juntos», comenta Vikas (de 21 años) quien toma con cariño del brazo a Priya (de 18 años). Desde hace cinco años, esta fortaleza ha sido su escondite, agrega. «En casa los padres nos ponen problemas».
Las relaciones amorosas en India comienzan a ser aceptadas socialmente, pero todavía están lejos de ser aceptadas como algo normal.
Al igual que en el pasado, la mayoría de matrimonios siguen siendo concertados por las familias, con la diferencia que ahora los contrayentes tienen más derecho a opinar.
En la ciudad, algunos padres aceptan que los jóvenes se vean antes, pero siempre bajo supervisión de otra persona.
Es por ello que muchas parejas van a Bandra para poder acurrucarse y posar la cabeza en el regazo de la pareja, cuchichear tras un paraguas o abrazarse fuerte y durante mucho tiempo o incluso darse un beso resguardados tras un gran pañuelo.
«Bandra es un nido de amor, eso lo sabe cualquiera», señala Sachin (de 25 años), quien ha acudido con su novia Sandhya. «Los padres no vienen aquí, nosotros aquí estamos tranquilos».
Allí también les dejan en paz la policía, los vigilantes de los parque y la autodenominada policía moral, que suelen perseguir a las parejas en los lugares públicos del país.
«Los vigilantes suelen expulsar a muchas parejas jóvenes e incluso les pegan con bastones», señala Shashank Anand, que ha creado el grupo «Religion del Amor». «A pesar de que no hay ley alguna que lo contemple, muchos vigilantes piden a las parejas que paguen una multa», agrega.
Los enamorados tienen que estar especialmente atentos en San Valentín: cada año los grupos de radicales hindúes salen para molestar a las parejas. A veces les cortan el pelo, a veces les pintan de negro la cara o les humillan en el suelo alegando la defensa de valores tradicionales. Se trata de una «situación singular», señala el diplomático y escritor Pavan Varma. Después de todo, India es el país del Kamasutra, el arte del amor y el erotismo con más de 1,500 años de antigüedad.
Pero en el país sigue existiendo una clara separación por sexos en los espacios públicos, señala la trabajadora social y escritora Katharina Poggendorf-Kakar, que vive en Goa. «Mostrar cualquier sentimiento sexual en público es definitivamente tabú».
Es por ello que cuando las parejas que no están casadas se tocan en el anonimato de un centro comercial o en un tren, o se esconden en un parque o en un cine consiguiendo así su pequeño y propio espacio privado, algo de lo que muchos carecen ya que viven mucho tiempo con los padres, señala la escritora, quien agrega que cuando los indios están solos en una habitación son sin embargo muy tiernos.