El día de hoy nos sumergimos en Huacachina, un oasis natural rodeado de dunas y una encantadora laguna en medio.
Seguimos camino hacia el sur por la carretera panamericana norte, bordeando la costa del pacífico por un lado y los desiertos peruanos por el otro. En el camino pasamos por Chimbote, llamada la «capital del pescado y del acero» dado al fuerte olor que emite la industria de la zona. Este lado de Perú (industrial, en vías de desarrollo y poco turístico) hace fuerte contraste con otras zonas del país que ya hemos pasado; sin embargo, nos empapa con una idea clara de la realidad presente.
Seguimos el recorrido por paisajes similares durante varios kilómetros, de cuando en cuando deteniéndonos a descansar o a ver alguna ruina en el desierto. Debido a cuestiones de tiempo pasamos Lima de largo y continuamos hacia la zona de Pisco, donde se produce el famoso licor del mismo nombre a partir de las uvas de la región.
Pocos kilómetros al sur llegamos a la ciudad de Ica, donde optamos por pasar la noche para sumergirnos en el oasis natural por el nombre de Huacachina, un increíble lugar rodeado de dunas y con una pequeña laguna en medio.
Este escenario -digno de película- nos da espacio para practicar el sandboarding, deporte primo del snowboard que se practica en las dunas más altas. Esta actividad combina la diversión de bajar por las laderas con el arduo trabajo físico de volver a subir por la arena.
Alrededor del oasis hay un pequeño poblado dedicado al turismo. Aquí nos situamos brevemente para contemplar nuestro viaje y olvidar lo demás, por lo menos por el momento.