Todo por asegurar su paternidad. Se trata del primer hallazgo de esta índole en la naturaleza, afirma un nuevo estudio.
Esto es posesividad extrema. Un nuevo estudio informa que ciertas arañas macho cortan una parte de los genitales de las hembras para evitar que vuelvan a aparearse.
Este comportamiento, que garantiza la paternidad de todas las crías, es el primero en sugerir que los machos han evolucionado conductas para mutilar estructuras externas de los genitales femeninos.
Publicado el 5 de noviembre en la revista Current Biology, el descubrimiento aporta un nuevo argumento a la teoría de la selección sexual, que sostiene que machos y hembras de una misma especie compiten por la oportunidad de aparearse, aunque les cueste la vida.
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?Siempre estamos descubriendo adaptaciones nuevas y sorprendentes [como esta]?, dice Jutta Schneider, bióloga de la Universidad de Hamburgo, quien no participó en el estudio aunque ha colaborado con algunos de los autores. ?Y esta competencia tiene un poder enorme?.
Las arañas, en particular, se conducen de manera muy peculiar en su búsqueda del éxito sexual y recurren a cualquier estrategia para conseguir pareja, desde el canibalismo hasta la auto-castración.
Sin embargo, no se había estudiado en detalle cómo era que los machos alteraban la estructura de los genitales femeninos, conducta que la bióloga Gabriele Uhl y sus colegas de la Universidad de Greifswald, Alemania descubrieron accidentalmente después de examinar especímenes hembras de Larinia jeskovi, una especie de araña tejedora de orbes endémica de Siberia y Europa Oriental.
El equipo observó que, luego de aparearse, muchas hembras habían perdido el scapus, un bultito con forma de asiento de bicicleta que descansa sobre los genitales. Pero, ¿por qué?
Pilladas en el acto
Para averiguarlo, los investigadores capturaron L. jeskovi silvestres y los dejaron aparearse en el laboratorio bajo estricta vigilancia. Cuando un macho montaba con éxito a una hembra virgen, los científicos congelaban a la pareja con descargas de nitrógeno líquido, lo cual permitía que el equipo realizara escaneos microscópicos de los genitales arácnidos unidos.
Pero congelar a las arañas durante el acto fue todo un reto, pues el apareamiento dura apenas unos segundos. ?Necesitábamos mucha suerte y ser súper rápidos?, dice Uhl.
Un macho introduce su esperma mediante pedipalpos, un par de apéndices semejantes a patas situados detrás de la boca, los cuales sujetan el scapus de la hembra por arriba y abajo.
Los escaneos revelaron que, cuando el macho de L. jeskovi desmonta, el pedipalpo aferra y retuerce el scapus, cortándolo como si fuera una tijera. Sin ese apoyo indispensable, otros machos no pueden sujetar a la hembra, de modo que esta no puede tener más compañeros sexuales.
Esto es un nuevo giro en la conocida guerra de los sexos de los arácnidos. Se sabe que muchas hembras se aparean con múltiples machos, pero fecundan sus huevos con el esperma de un solo compañero. Y debido a esa competencia, los machos de algunas especies toman medidas drásticas, como castrarse ellos mismos para obstruir el aparato reproductor de las hembras.
No obstante, en este caso, ?los machos han encontrado un método muy astuto para evitar que las hembras vuelvan a aparearse, sin necesidad de mutilarse ellos mismos?, señala Uhl.
(A) Una hembra de Larinia jeskovi en su telaraña. La flecha señala sus genitales externos. (B) y (C) Las imágenes microscópicas muestran los genitales femeninos con el scapus (Sc) intacto (B) o ausente (C). Las flechas señalan las aberturas copulativas de la hembra.
?Es fabuloso, brillante?, dice Scott Pitnick, biólogo de la Universidad de Syracuse, quien elogió a los científicos por haber analizado la estructura genital femenina y observar cómo cambiaba después del apareamiento.
?Me parece sorprendente que mucha gente no estudie las relaciones estructura-función?, agrega Pitnick.
¿Daño o beneficio?
Los investigadores sospechan que el fenómeno no es exclusivo de Larinia jeskovi, pues las hembras de unas 80 especies de arañas tienen un scapus vulnerable a maniobras similares de los machos.
Aún no se sabe si la hembra sufre daños, pero el equipo esclarecerá este punto una vez que haya estudiado la expectativa de vida y la fecundidad general.
?Todavía estamos lidiando con esta interrogante?, reconoce Uhl. ?Quizás solo haya costos para la hembra y esto sea una imposición del macho?.
Pero también es posible que tener un ?asidero amoroso? de uso único pueda ser un beneficio para la hembra. Las arañas hembra pueden almacenar esperma viable durante años, de modo que tener un solo compañero sexual tal vez no obstaculice su fertilidad.
E impedir el apareamiento de otros machos podría ser un método eficaz para ?hacer que se alejen?, dice Pitnick, lo cual brinda otro beneficio no sexual a la hembra: no tiene que compartir su comida, obtenida con grandes esfuerzos, con pretendientes casuales.
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