La única ballenera islandesa que caza esta especie anunció que no operará este verano para proveer al mercado japonés.
El próximo año, los restaurantes japoneses tendrán que servir menos carne de ballena: Hvalur, la única compañía ballenera de Islandia especializada en rorcual común, acaba de cancelar su cacería de verano de esta especie en peligro de extinción.
Japón es el mercado principal de carne de rorcual común que produce la empresa islandesa, pero debido a ?interminables obstáculos? relacionados con los estándares de regulación nipones, el director, Kristjan Loftsson, decidió suspender sus operaciones, informa Icelandic Monitor.
Loftsson afirma que los métodos japoneses para certificar la carne de ballena son obsoletos, y dificultan la comercialización de sus productos. Noruega enfrentó problemas similares el año pasado, cuando Japón determinó que la carne de ballena procedente de ese país violaba los estándares sanitarios.
La noticia ha sido celebrada por los activistas de la fauna. ?Esto es fabuloso, obviamente ?dice Clare Perry, líder de equipo de la Campaña de los Océanos, en la organización londinense Agencia de Investigación Ambiental-. Han estado matado cada vez más rorcuales, y exportando miles de toneladas de carne de ballena a Japón?.
Con todo, Perry previene que la decisión de Loftsson podría cambiar. No es la primera vez que cancelan una cacería y luego retoman sus actividades. Perry recuerda que, en 2011, Hvalur canceló su cacería después del tsunami japonés, pero reanudó la caza de ballenas en 2013, a pesar de la creciente presión internacional para que clausurara su negocio. ?Así que es posible que Kristjan Loftsson esté tratando de presionar a Japón?, especula.
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Activistas contra la caza comercial de ballenas, como Perry, argumentan que la práctica es inhumana y entorpece los esfuerzos de conservación.
La caza de rorcual común o ballena de aleta es particularmente controvertida, no solo porque es el segundo animal más grande del mundo, solo superado por la ballena azul, también porque figura en la lista de especies en peligro de extinción de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, organización que establece el estado de conservación de los animales.
Islandia afirma que solo caza una fracción de los cerca de 20,000 rorcuales comunes de las aguas circundantes del Atlántico Norte. Además, los balleneros argumentan que mantienen viva una tradición y que las ballenas comen demasiados peces, destruyendo las pesquerías.
La industria ballenera de ese país siempre ha sido contenciosa. Junto con Noruega y Japón (que afirma que sus cacerías son ?científicas?), Islandia emprende cacerías anuales de ballenas pese a las objeciones de la mayoría de los miembros de la Comisión Ballenera Internacional, organismo voluntario que, en 1986, proscribió la caza lucrativa de ballenas grandes y medianas.
Al principio, Islandia no objetó la prohibición, pero en 1992 renunció a la Comisión. En 2002 se le permitió reintegrarse, a pesar de una cláusula en su petición de reingreso donde objetaba la prohibición a la caza comercial. El comercio internacional de rorcual común o ballena de aleta sigue proscrito, pero una ?reserva? a dicha prohibición permite que Islandia envíe carne de ballena a Japón.
Cada año, el gobierno de Islandia fija cuotas de matanza para rorcuales comunes y ballenas de minke, otra especie que cazan los islandeses. El año pasado, los balleneros de Islandia cazaron 154 rorcuales comunes y 29 ballenas de minke, las cuales no se consideran en peligro.
La carne de la ballena de minke atrae sobre todo a los turistas, quienes pueden ordenarla en restaurantes islandeses. Pero con poca demanda de carne de rorcual en Islandia, Hvalur la exporta en su totalidad a Japón. Sin embargo, tampoco hay un gran mercado en Japón, y según informes, la carne de rorcual se ha estado acumulando en los congeladores.