Se sospechaba de los coyotes, pero los que en verdad se drogan son otros. Los enlistamos aquí.
Lisa Bloch, directora de comunicaciones de la Sociedad Humanitaria del Condado de Marin, estuvo recibiendo llamadas muy extrañas recientemente. Al parecer, en los suburbios al norte de San Francisco había coyotes que atacaban autos.
De primera instancia, Bloch pensó que los animales tenían rabia, pero como las llamadas persistían, concluyó que no se trataba de la temida enfermedad neurológica. De lo contario, los coyotes habrían muerto hacía tiempo.
Entonces, alguien sugirió que tal vez los coyotes habían comido hongos alucinógenos silvestres. Y como el Condado de Marin es famoso por su ?actitud liberal hacia las sustancias psicodélicas?, según la expresión de Bloch, la hipótesis parecía plausible. Pero aunque la teoría despertó el interés del público rápidamente, es muy probable que esté equivocada.
?Lo más posible es que alguien alimentara a los animales desde un auto, y cuando otros conductores no les dieron de comer, los coyotes enfurecieron y atacaron?, explica Bloch.
Si bien los coyotes californianos no se han aficionado a las drogas, hay otros animales salvajes que disfrutan de un buen ?viaje?:
Reno
El reno (llamado caribú en América del Norte) es muy común en Siberia; y también lo es un hongo alucinógeno conocido como Amanita muscaria.
Los biólogos han documentado renos que se drogan tanto que podrían remontar el vuelo tirando del trineo de Papá Noel. Actúan como si estuvieran ebrios: corren sin rumbo haciendo ruidos extraños, y sacudiendo las cabezas.
De hecho, algunos investigadores afirman que la combinación de renos y hongos alucinógenos es el origen de la historia de Santa Claus.
Ualabí
Los productores de amapola de la isla de Tasmania, Australia, informan que los ualabíes entran en sus sembradíos a comerse las plantas, las cuales cultivan como materia prima para la producción de analgésicos controlados. No obstante, los agricultores no especifican cuál es la especie de ualabí que da rienda suelta a esta afición floral.
Según un informe de la BBC, después de comer amapolas, los pequeños animales, semejantes al canguro, corren en círculos hasta perder el sentido.
Sin embargo, los científicos no han confirmado esta conducta.
Delfín de dientes rugosos
En 1995, la bióloga marina, Lisa Steiner observaba a un grupo de delfines de dientes rugosos cerca de las Azores, cuando notó que algunos individuos estaban empujando un pez globo inflado.
Le pareció una conducta muy extraña, porque los peces globo producen tetrodotoxina, una de las sustancias más tóxicas y mortíferas que se conocen en el mundo.
En un artículo publicado en 1995, Steiner aventuró la hipótesis de que los delfines estaban consumiendo cantidades minúsculas de tetrodotoxina para intoxicarse.
Gato doméstico
Garfield tiene su lasaña, pero la mayoría de los gatos domésticos prefiere los efectos de la nébeda (Nepeta cataria).
Miembro de la familia de la menta, la planta de nébeda o hierba gatera produce un químico embriagador llamado nepetalactona el cual, al inhalarse o ingerirse, causa reacciones como angustia, hiperactividad, somnolencia, y babeo.
Y el esponjado no es el único que experimenta los efectos de la nébeda: leones, tigres, leopardos, pumas y linces también responden a la hierba gatera, que crece silvestre en todo el mundo. El efecto es inocuo y suele disiparse en unos 15 minutos.
Perro doméstico
Tim Hackett, especialista en urgencias veterinarias en la Universidad Estatal de Colorado, atiende a muchos perros que ingieren drogas ilegales (o en el caso de la marihuana, drogas que antes eran ilegales).
Casi siempre se trata de accidentes, pues los perros no intentan drogarse; solo husmean en los alimentos o las cosas que la gente deja a su alcance.
?Y si encuentran un platón de brownies, no van a comer solo uno. Seguirán comiendo hasta limpiar la bandeja?, previene Hackett.
El chocolate, la mantequilla, y el aceite de los brownies de marihuana ?todo lo cual provoca vómito- son más peligrosos para el perro que la droga misma. De cualquier manera, la marihuana puede debilitar los músculos de la cabeza de los caninos y ocasionar que éstos se ahoguen con el vómito.
Hackett tiene interés en el potencial terapéutico de la marihuana para los perros, pero como parecen metabolizarla mucho más despacio que los humanos, dar un ?churro? a Duque es, en definitiva, una pésima idea.
Video: Marihuana como la única opción