Los científicos empiezan a entender la vida secreta del raro rorcual de Omura, cuya dieta es muy peculiar.
Mucho después de su descubrimiento, hace una década, el ágil nadador llamado rorcual de Omura seguía siendo un enigma. Los informes del animal vivo eran contados y poco convincentes, de manera que sus hábitos y hasta sus marcas eran un misterio.
Pero ahora, los científicos empiezan a desvelar la vida secreta de una ballena avistada muy pocas veces.
Expediciones recientes frente a la costa de Madagascar revelaron a estos cetáceos devorando diminutos animales semejantes a camarones, y tragando enormes bocanadas de ?agua sucia?, un fenómeno que los científicos no han podido explicar.
?La gente ha visto nuestras fotos y dice, ?Pero, ¿qué están comiendo? No hay nada allí??, dice Salvatore Cerchio, biólogo marino del Acuario de Nueva Inglaterra, y líder del primer equipo en documentar la vida de las ballenas.
?Pues bien, todavía no sabemos?.
El alimento aparentemente invisible solo incrementa el misterio del rorcual de Omura, cuyo hábitat, estilo de vida, y vida social les distingue en el mundo de los cetáceos. (Lee: Esto hacen las orcas para comer)
Un gran momento
Pese a ello, las Omura han evitado la atención. No fue sino hasta 2003 que investigadores japoneses las identificaron como una especie por derecho propio, en vez de una versión pequeña del rorcual de Bryde, muy similar. Y para 2006, datos genéticos confirmaron que era una especie distinta.
Con todo, no es de sorprender ?al menos para los científicos- que un animal de 10 metros de largo haya esquivado la detección, dice Francine Kershaw, residente en ciencias de mamíferos marinos del Consejo de Defensa de Recursos Naturales.
Los estudios oceánicos son costosos, explica Kershaw, quien no participó en el nuevo estudio. Y las Omura mantienen un perfil relativamente bajo respecto de exhibicionistas como las jorobadas, que hacen llamativos saltos fuera del agua.
Incluso después de ser desenmascaradas en la literatura científica, las Omura solo eran conocidas por los especímenes muertos, algunos a bordo de barcos balleneros, y otros encallados en la costa.
Pero luego llegó el gran momento de las Omura.
Hace unos años, mientras buscaba delfines cerca de Madagascar, Cerchio detectó unas ballenas de tamaño mediano. Cuando recibió los resultados del análisis de ADN, el 24 de diciembre de 2014, el biólogo se enteró de que había topado con rorcuales de Omura, ?un lindo regalo de Navidad?, dice el explorador de National Geographic. (Especial: El futuro de la exploración)
Con sus llamativos patrones claroscuros y un perfil súper aerodinámico, los rorcuales de Omura son una combinación de ?elegancia y belleza?, asegura Cerchio, cuyo trabajo es apoyado por el Comité de Investigación y Exploración de la Sociedad National Geographic. ?Son animales impactantes?.
Entre 2013 y 2014, el equipo de Cerchio hizo 44 avistamientos de las ballenas frente a Madagascar, y más de 80 en 2015.
?Una sopa muy aguada?
La primera serie de datos del equipo, publicada en octubre de 2015 en la revista Royal Society Open Science, sugiere que estas Omura, al menos, son hogareñas. Y los avistamientos también indican que la especie prefiere las aguas tropicales y subtropicales.
Cosa doblemente inusual para una ballena. La mayoría de las ballenas migra, a menudo grandes distancias, y casi todas pasan una parte del año en aguas más frías próximas a los polos, donde abunda la comida.
En cambio, los trópicos ofrecen pocas opciones a ballenas barbadas como Omura, que filtran pequeños organismos por la boca.
?Es lo que llamamos una sopa muy aguada?, dice el biólogo de mamíferos marinos Matt Leslie, de la Institución Oceanográfica Scripps, quien no fue parte del nuevo estudio. Así que ?una de las grandes interrogantes es, qué hacen para sobrevivir?.
El equipo de Cerchio, que observó a las ballenas tragando agua turbia apenas a fines de 2015, sospecha que los animales están filtrando alimentos como hueva de peces o plancton diminuto que es casi invisible al ojo humano.
El borde del iceberg
Las nuevas observaciones también demostraron que los hábitos sociales de las Omura son distintivos. No forman manadas muy compactas como otras especies de ballenas, aunque tampoco son solitarias.
En vez de ello, se las ha visto nadar en grupos holgados de hasta media docena de animales. Los rorcuales permanecen dentro del alcance auditivo, pero se dan un montón de espacio personal.
Las ballenas cantan una melodía grave e iterativa que pueden repetir durante una hora o más. Y de vez en cuando, varias ballenas alzan sus voces en un coro Omura. Tal vez sucede cuando los machos se reúnen alrededor de una hembra y compiten con sus cantos, sugiere Cerchio. O quizás están cortejándola con baladas.
En fecha próxima, el equipo espera identificar el alimento misterioso que engullen los rorcuales con el agua de mar, y averiguar cómo se verán afectados por la exploración de gas y petróleo que se ha proyectado en su hábitat.
?Como especie, creemos? saber mucho?, dice Leslie, de la Institución Scripps.
?Pero no es así. Todavía estamos raspando el borde el iceberg en términos de lo que sabemos de los océanos?.
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