El nuevo trazo del tramo que va de Cancún a Tulum ya no pasará por Playa del Carmen, donde fueron reubicados más de 20 mil árboles durante los trabajos previos.
En el proyecto ejecutivo original del Tren Maya (uno de los proyectos insignia del gobierno en turno que tiene como objetivo detonar el potencial turístico de la región e impulsar el desarrollo social), el Tramo 5 se divide en dos: la parte norte, que va de Cancún a Playa del Carmen con una longitud de 49.8 kilómetros y la parte sur, de Playa del Carmen a Tulum, contemplada para recorrer 60.3 kilómetros.
Según el plan, los 110 kilómetros del tramo que recorren la Riviera Maya de norte a sur estarían repartidos en cinco estaciones: Cancún Aeropuerto, Puerto Morelos, Playa del Carmen, Tulum y Tulum Aeropuerto.
Sin embargo, las dos instancias federales encargadas de su construcción dieron a conocer que tras el cambio en su trazo, la nueva ruta no pasará por Playa del Carmen, uno de los principales destinos turísticos del país, a pesar de que en septiembre de 2021, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) anunció la reubicación de 20 mil 515 árboles y palmeras pertenecientes al tramo 5 como parte de la estrategia de mitigación ambiental que acompaña al proyecto.
El cambio de ruta obedece al tiempo y la dificultad que conlleva el proyecto original, que contemplaba la construcción de un viaducto elevado sobre el camellón de la carretera 307, que atraviesa el municipio de Solidaridad, donde se ubica Playa del Carmen.
Los trabajos de meses previos provocaron la remoción de más de 20 mil árboles en el camellón. Y aunque en un comunicado oficial la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano asegura que los árboles “han sido reubicados en espacios públicos, avenidas y parques de Playa del Carmen, Puerto Morelos y Cancún”, ambientalistas aseguran que aún no existe información específica sobre su nueva ubicación.
Según Greenpeace, uno de los mayores riesgos ambientales asociados al proyecto son los trabajos de despalme y desmonte, que podrían provocar pérdidas de vegetación y de productividad del suelo. Además, los corredores biológicos naturales podrían resultar afectados al construir los diversos tramos de la ruta.
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