?En los peores momentos imaginaba a mi familia, a mis hijos, y pensaba que no podía lograrlo?.
¿Cómo es la nada? Viajé hasta Groenlandia para averiguarlo. En un lapso de tres años fui allá seis veces desde mi hogar en Australia. Me atraía el lustroso vacío blanco del lugar: un paisaje desprovisto de rasgos distintivos, perfectamente plano, con hielo que se extiende hacia el horizonte en todas direcciones.
Tomar fotos en esta locación remota fue una tarea fría y ardua. Viví por periodos de varios meses en una tienda sobre la capa de hielo de Groenlandia, donde la sensación térmica se desplomaba a menos de 50 grados bajo cero y las ventiscas bajas azotaban durante días. En los peores momentos imaginaba a mi familia, a mis hijos, y pensaba que no podía lograrlo. El riesgo no valía la pena.
Pero aguanté y, conforme el tiempo mejoraba, también lo hacía mi humor. Y mis fotos. Cuando persistes por periodos largos en el vacío, los mundos externo e interno se confunden. La mente baja la velocidad y se sensibiliza ante cualquier cambio; la variación más leve de luz o temperatura es dramática. Las fotografías que tomé durante esos largos meses se convirtieron en una serie para exposición y un documental que capturan la sensación de estar ahí: fue, tal cual dice el título de la película, como Nada en la Tierra.
Encuentra el fotodiario completo en la edición de marzo de la revista National Geographic en Español.