Son minúsculas, pero hacen notar su presencia.
Con el cuerpo como esfera de espejos, Chrysometa tenuipes no tiene de qué preocuparse cuando va a un club nocturno.
Si la música le agrada y se siente a gusto (y su abdomen es más pequeño), sus plateadas placas de guanina lucen enormes y relucientes, y llaman la atención de todos.
Llegado el momento de tomar un descanso (o cuando el vientre se dilata), las placas se encogen y un soso abrigo marrón desvía la atención indeseable.
¿Quiere ver al bicho en persona? Olvídese del club nocturno y vaya al bosque nuboso de la región de Chocó, en Ecuador. Es allí donde descubrieron a esta chica, durante una expedición encabezada por la becaria de National Geographic, Nadine Dupérré.
Poco se sabe de la diversidad de arañas ecuatorianas, pero hace poco, Nadine regresó con un caudal de información nueva y muchas fotos de especies nunca vistas.
Una de ellas es la diminuta araña de trasero azul (imagen arriba). Si bien los miembros de la familia Telemidae habitan muchas cuevas del oeste de Estados Unidos, este es el primer ejemplar descubierto en Sudamérica.
¿Cómo es posible? Para empezar mide menos de un milímetro de largo. Y para terminar, vive escondida en el musgo de los antedichos bosques nubosos.
Pese a su minúsculo tamaño, ¡hacen notar su presencia! El macho produce sonidos frotando sus patas traseras en unas crestas situadas en la parte inferior del abdomen; por supuesto, lo más probable es que no sea un sonido que el humano promedio pueda percibir mientras camina por la selva.
Este espécimen aterradoramente hermoso del género Micrathena (abajo), es más de diez veces más grande que el arácnido anterior. ¡Un auténtico monstruo que mide un espeluznante centímetro de largo!
Y si cree que un encuentro cercano no le dejará anonadado, permita que Nadine describa una escena típica:
?Es una tejedora de redes circulares, y son muy comunes. Prefiere los lugares abiertos para construir sus telarañas; así que, cuando caminas por un sendero, es inevitable que pases directamente a través de ellas. No te atrapan, claro; pero sientes la red y si corres con suerte, tendrás oportunidad de observar a la araña?.
Las hembras Micrathena construyen hermosas redes de casi 30 centímetros de diámetro, de donde cuelgan de cabeza a plena luz del día. No son tímidas y les gusta posar para la cámara mostrando sus impresionantes espinas de distintas formas y colores.
Otro descubrimiento minúsculo, pero espectacular, fue un miembro de la familia Anyphaenidae con un abdomen muy peculiar: largo, angosto y curvado.
En otras arañas, esta característica suele describirse como ?tipo agusanado?. No obstante, oculta entre el musgo de las inmediaciones hallaron una oruga que se parecía, asombrosamente, a la parte posterior de este espécimen. Se piensa que ese abdomen ?tipo oruga? podría servir de carnada para un depredador que, a su vez, es una de las presas favoritas de la araña; con todo, poco se sabe aún sobre la vida y los hábitos de este arácnido.
Por último, si abriga el deseo secreto de tener el cuerpo cubierto de reluciente guanina, está de suerte: es la ?G? del patrón ACTG incluido en el ADN de cada una de sus células.
(Aunque, en el mejor de los casos, la posibilidad de usar la guanina de esa manera solo produciría destellos en el pecho, al estilo ?Crepúsculo?).