Los restos momificados de un ternero de caribú y de un cachorro de lobo, fueron descubiertos durante unas actividades mineras en búsqueda de oro en Klondike, una región del territorio del Yukón, al noroeste de Canadá.
Ambos animales tienen más de 50,000 años de antigüedad, según reveló el Gobierno del Yukón en un comunicado oficial.
El espécimen de caribú conserva prácticamente la parte delantera del cadáver, incluyendo la cabeza, las dos extremidades delanteras, los músculos, la piel y el pelo. Los restos fueron descubiertos en un sitio que contiene un lecho de ceniza volcánica.
El tejido momificado, del ternero de caribú, es uno de los más antiguos, de los que se tiene registro, de un mamífero en el mundo.
El espécimen del lobo se encuentra excepcionalmente bien conservado, incluyendo la cabeza, las patas, la piel, el pelo y la cola. «Los dos son especímenes de unas especies que sobrevivieron al final de la Edad de Hielo y que hoy son una parte fundamental del paisaje del Yukón, y por lo que sabemos este es el único lobo momificado de la Edad de Hielo que se ha encontrado en el mundo«, indica Grant Zazula, el paleontólogo principal de la investigación.
Ambos especímenes fueron descubiertos en el territorio de la etnia Tr’ondëk Hwëch’in, cuyos antepasados habitaron a lo largo del río Yukón durante miles de años. «Para la etnia Tr’ondëk Hwëch’in, el lobo y el caribú son muy importantes y están interrelacionados. El caribú ha alimentado y vestido a nuestra gente durante miles de años. El lobo mantiene el equilibrio en el mundo natural, manteniendo al caribú en sano equilibrio», expresó Roberta Joseph, la jefa de la etnia Tr’ondëk Hwëch’in.
Este es el único lobo momificado de la Edad de Hielo que se ha encontrado en el mundo.
«Ni los lobos ni los caribúes son especies extintas. De hecho estaban ahí durante la Edad de Hielo pero no sufrieron, como los mamuts o los tigres de diente de sable, la extinción a finales de este periodo. Parece que ambas especies son muy adaptables a los cambios medioambientales y climáticos«, resalta el paleontólogo del Yukón a National Geographic España.
Ambos especímenes han sido aceptados por su importancia científica para su conservación en el Instituto Canadiense de Conservación.
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