Por la sustancia pueden hasta volver más improductiva a su colonia.
Una abeja con cafeína es una abeja más activa. Trabajará con más ahínco para encontrar alimento y comunicará la ubicación de dicha comida a sus congéneres. Sin embargo, juzgará mal la calidad del alimento y en consecuencia, volverá menos productiva a la colonia.
Muchas plantas usan su sabor amargo para ahuyentar a los herbívoros. Y otras más la utilizan como cebo y condimentan su néctar con bajas concentraciones de cafeína. Pero ¿Por qué añadir un disuasorio amargo a un líquido que pretende seducir y atraer a los polinizadores?
En 2013, Geraldine Wright, de la Universidad de Newcastle, halló una posible respuesta demostrando que la cafeína puede mejorar la memoria de las abejas melíferas. Wright alimentó a los insectos con concentraciones de cafeína que afectaban sus cuerpos, pero sin que detectaran el sabor amargo. Lo que descubrió fue que esas abejas tenían tres veces más probabilidades de recodar un aroma floral. Así pues, las plantas que proporcionan cafeína se aseguran de que sus polinizadores sean más propensos a relacionar sus aromas distintivos con el sabroso néctar que ofrecen.
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Pero, ¿qué hay de las abejas? ¿Drogarse así las beneficia de alguna manera? Podríamos pensar que sí, porque pueden volverse más eficaces para buscar comida. Sin embargo, Margaret Couvillon, de la Universidad de Sussex, opina lo contrario.
Entrenó abejas para alimentarse en dos comederos llenos de agua azucarada, uno de los cuales contenía una pequeña cantidad de cafeína. Encontró que las abejas que ingerían cafeína visitaban más a menudo los comederos. Cuando regresaban a la colmena, solían realizar su danza característica para comunicar a las demás dónde encontrar comida, y también realizaban la danza con más frecuencia. Y esto significa que una colmena que frecuenta una flor con cafeína enviará alrededor de cuatro veces más obreras a esa flor.
No sería malo si el ejército de obreras recién energizadas fuera más eficaz. Pero no es así. El equipo de Couvillon demostró que tienen más tendencia a regresar a la fuente de alimento con cafeína, aun cuando dicha fuente deja de ser útil. También se vuelven fieles al alimentador elegido y son menos propensas a migrar a una planta huésped distinta.
Así que, ese es el problema. Aunque la cafeína mejora la memoria de las abejas, también las lleva a sobrevalorar las plantas con cafeína sobre las descafeinadas que ofrecen la misma cantidad de energía. Como escribe el equipo: ?El efecto de la cafeína en el néctar es parecido a una droga, pues altera la percepción del polinizador en cuanto a su percepción de la calidad del alimento, lo que, a su vez, cambia sus conductas individuales?.
Al simular estos efectos, Couvillon demostró que si 40 por ciento de las plantas del ambiente produjeran pequeñas cantidades de cafeína ?una proporción realista-, las colonias de abejas producirían alrededor de 15 por ciento menos miel todos los días.
Aún necesitan probar esta predicción con experimentos en el mundo real. Pero si los resultados confirman su teoría, sugerirían que las plantas usan la cafeína como un disuasivo contra animales indeseables, pero también como una estrategia para manipular a los deseables.