La naturaleza cerca de casa.
El término silvestre puede ser tanto una línea clara como una descripción cada vez más subjetiva de un ambiente casi desaparecido. Con los parques urbanos no se trata de absolutos, sino que a menudo es cuestión únicamente de sentir la alegría de estar al aire libre. Esto me lo recordó mi visita a Tempelhof, aeropuerto convertido en parque cerca del corazón de Berlín. Era una noche entresemana y, una hora antes d ela puesta del sol, la gente llegaba al parque a raudales. Recorrían en bicicleta el circuito de dos kilómetros de largo y trotaban alrededor de los prados. Había hombres jóvenes que practicaban parapente con patinetas y madres que pateaban balones de futbol con sus hijos. Y, puesto que esto es Alemania, también había cerveza.
El aeropuerto de Tempelhof cerró en 2008. Dos años después, cuando fue reabierto como parque, había incertidumbre acerca de si los berlineses lo adoptarían. Entonces, como ahora, el parque tenía pocas atracciones; es como si el campo de aviación hubiese cerrado solo durante un día para repavimentar la pista. Pero la autenticidad -que se hubiera conservado casi sin alteraciones-mostró ser clave de su atractivo. A los habitantes les gustó su amplitud y sus puestas de sol casi libres de obstrucciones. Se deleitaban al entrar en una propiedad en la que alguna vez estuvo prohibido el paso. Pero, mas que nada, disfrutaban la libertad que encontraban en las 300 hectáreas de Tempelhof. Cuando los planificadores urbanos revelaron una propuesta para construir un espacio de viviendas y oficinas en una quinta parte de la propiedad, la reacción en contra llevó a que se realizara un referéndum en 2014 que bloqueó la mayor parte del desarrollo futuro en ese lugar.
Es posible que los parques urbanos no se encuentren en nuestra lista de cosas por hacer antes de morir, pero merecen un espacio en lo que yo llamaría nuestra lista de segundas prioridades.
Y eso mismo pasa con mi parque urbano favorito, un humedal cerca de mi hogar. No es para nada presuntuoso: aproximadamente una hectárea de tierras bajas sin desarrollos urbanos. Paseo por ahí con frecuencia.
Encuentra el artículo completo en la edición de abril de la revista National Geographic en Español.
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