Con un olor potente a animales muertos, las Rafflesia tuan-mudae son las flores más grandes del mundo. Esto es lo que sabemos al respecto.
La flor más grande del mundo apesta a podrido: ése es su mecanismo de defensa. Los biólogos que la han analizado, incluso, describen su aroma como de ‘un cadáver en descomposición’. Sin embargo, su nombre científico poco tiene que ver con esta característica: Rafflesia tuan-mudae se traduce del malasio como ‘la flor del joven príncipe’.
La flor ‘cadáver’, como se conoce coloquialmente, crece en las selvas de Asia. Especialmente, en las profundidades de Indonesia y Malasia. Crece como un parásito en las vainas Tetrastigma, documenta la base de datos Naturalista, y alcanza hasta 1 metro de diámetro. Ha sido difícil de estudiar, porque su hábitat natural es de difícil acceso. Hasta ahora, esto es lo que se sabe.
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Una flor de aroma peculiar
La Rafflesia tuan-mudae se siente cómoda en las selvas más tupidas de Indonesia. Originalmente, se documentó en la década de 1818 en la isla de Borneo. En aquel entonces, los investigadores descubrieron que aflora una vez cada varios años, en las montañas Gunung Raja. Años más tarde, en la década de los 30, se descubrió que la población más nutrida de la planta se encuentra en los bosques húmedos de Sumatra.
En su punto máximo de madurez, típicamente alcanza los 11 kilos de peso. Las flores Rafflesia se caracterizan por tener pétalos carnosos en color carmín, con puntos blancos y amarillos. Sin embargo, lo que sigue llamando la atención de los biólogos es su terrible —pero característico— olor a podrido. Además, son capaces de emitir calor por sí mismas.
En promedio, las Rafflesia tuan-mudae sólo se mantienen abiertas entre 5 días y una semana. Hasta ahora, se piensa que su fetidez típica sirve para atraer a las moscas de carroña y otros polinizadores, que las fertilizan.
Como no tiene hojas, las flores ‘cadáver’ no realizan fotosíntesis. Por el contrario, obtienen todos los nutrientes que necesitan de los árboles y vainas en los que se alojan. En la actualidad, la especie se encuentra en peligro de extinción por la deforestación excesiva e indiscriminada en Sumatra.
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