La elección de ?compañero de serenata? podría mejorar o arruinar las posibilidades de apareamiento de los machos túngara menos deseables.
Las ranas hembras de la especie túngara no pueden resistirse a un macho de canto grave y rápido.
Sin embargo, un nuevo estudio demuestra que los pretendientes de canto poco deseable todavía tienen oportunidad: entonan sus serenatas junto a machos aun menos atractivos y de ese modo, pueden engañar a las hembras para que los elijan.
Diminutos batracios pardos oriundos de Centroamérica, las ranas túngara son célebres por sus enormes destrezas vocales, que deben a expansivos sacos vocales con los que producen cantos para atraer a las hembras; aunque, a veces, llaman accidentalmente la atención de murciélagos hambrientos.
El nombre de los anfibios es un derivado onomatopéyico de su reclamo, que inicia con un agudo tung y termina en un ronco gara.
?Sus reclamos recuerdan el ?ping? de los videojuegos. Es el sonido más gracioso del mundo?, asegura la coautora del estudio, Amanda Lea, estudiante del doctorado en biología integrativa de la Universidad de Texas, Austin.
?Son ranitas minúsculas, pero muy ruidosas?.
El juego de las citas
Para averiguar cuál era el misterioso atractivo del canto de cortejo, Lea y su equipo reprodujeron grabaciones de reclamos de machos túngara durante un experimento con una población de 78 hembras capturadas en Gamboa, Panamá.
El equipo de científicos depositó a los batracios en el centro de una habitación con dos altavoces en extremos opuestos, y observaron hacia cuál de ellos saltaban las ranitas, indicación del canto que preferían.
Lea halló que las hembras preferían un reclamo de ritmo rápido y tono grave ?porque los machos más grandes y deseables tienen voces más profundas-, si bien demostraron apreciar, mucho más, el ritmo.
?Cuando el canto del macho era muy, pero muy rápido, simplemente enloquecían. ¡Les encanta!?, afirma Lea, cuyo estudio fue publicado en agosto 27, en la revista Science.
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Para el segundo grupo de experimentos, Lea hizo que 120 hembras eligieran entre los reclamos de parejas potenciales. Al decidir entre el Competidor Número Uno ?un tenor de canto rápido- y el Competidor Número Dos ?un barítono de reclamo lento-, las hembras casi siempre prefirieron al primero, el galán de ritmo rápido, pero de voz más aguda y menos atractiva.
Sin embargo, todo cambió cuando entró en escena el Competidor Número Tres. ?El tercer macho? también tenía una voz atractiva ?o reclamo atractivo- pero su ritmo de reclamo era muuuy lento?, informa Lea. ?El más lento de los tres?.
El experimento demostró que, cuando las hembras escucharon al Competidor Número Tres ?una tesitura de bajo, de canto lento-, el sistema de valores cambió y empezaron a valorar la voz grave más que el ritmo rápido.
Y así, al elegir entre los Competidores Uno, Dos y Tres, prefirieron al perdedor de la primera ronda, el Competidor Número dos: el macho con atractivo tono de barítono, pero ritmo lento.
?No son pequeños robots?
Este fenómeno se parece un poco a la estrategia humana de ir al bar con amigos poco agraciados, para así resultar más atractivos en comparación, especula Rick Shine, profesor de la Universidad de Sídney, quien estudia reptiles y anfibios, mas no participó en la investigación.
Lea dijo que el cambio de opción era ?irracional?. Su argumento es que una hembra racional habría permanecido firme en su elección del Competidor Número Uno, sobre todo cuando apareció un macho aun menos atractivo que los Competidores Número Uno y Dos.
Sin embargo, prosigue Lea, el hecho de que la elección sea irracional no significa, necesariamente, que la hembra cometiera un error al quedarse con el Competidor Número Dos. Solo significa que aún no entendemos cuáles son sus prioridades al elegir pareja.
Joan Roughgarden, bióloga evolutiva emérita de la Universidad de Stanford, opina que cuando la hembra tuvo la opción del Competidor Número Tres, es posible que ?esa información revelara, indirectamente, algo acerca de los otros dos, lo cual le llevó a cambiar su preferencia de manera bastante racional?.
De esa manera, ?su decisión sería racional a la luz de la nueva información que proporcionó [el Competidor Número Tres]?, concluye Roughgarden.
Racional o irracional, los expertos opinan que esos resultados empiezan a esclarecer la compleja vida sexual de las ranas.
?No son pequeños robots que van por el mundo teniendo interacciones simples?, dice Shine.
?Son conscientes de sus vecinos, escuchan lo que dicen esos vecinos y eso afecta el tipo de decisiones que toman?.