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Este pez cavernario perdió los ojos a causa de la evolución

Por la falta de oxígeno y alimento en la oscuridad, el pez ciego de las cuevas tuvo que ser creativo para sobrevivir.

Pocos animales han ignorado la advertencia de «úsalo o piérdelo» de manera tan espectacular como el tetra ciego mexicano o pez ciego de las cuevas (Astyanax mexicanus) o pez cavernario, que ya no tiene ojos.

Sin embargo, parece que los científicos han averiguado porqué estos peces perdieron sus ojos en la oscuridad.

Debido a la escasez de alimento en las cuevas, los animales necesitan que conservar su energía y la ceguera representa un ahorro importante, según un equipo de la Universidad de Lund, Suecia.

Investigadores desentrañaron el misterio estudiando miembros de la misma especie que viven cerca de la superficie en ríos de Texas y México, y gozan de perfecta visión.

Para su estudio, el equipo adquirió peces ciegos cautivos y midió el costo de la vista en términos de energía. Para ello calcularon el consumo de oxígeno de los ojos y de las regiones cerebrales que intervienen en la visión.

Los resultados, publicados en la revista Science Advances, demostraron que, en los peces jóvenes en desarrollo, el costo energético de la visión es 15 por ciento mayor que si estuvieran ciegos.

Ojos hambrientos

Damian Moran, líder del estudio, dice que la visión es costosa debido a «la gran demanda de energía de las células y neuronas fotorreceptoras».

Explica que, como es frecuente que haya poco oxígeno y alimento en las cuevas subterráneas, la selección natural «favorece a los individuos con capacidad visual disminuida».

«Cualquier animal que viva en oscuridad permanente y no necesite la visión para encontrar alimento o evitar a los depredadores, no requerirá de ojos o centros visuales cerebrales», agrega Moran, quien también es investigador de Seafood Technologies Group en Nelson, Nueva Zelanda.

De hecho, los hallazgos también demuestran que, a causa de su ceguera, A. mexicanus podría tener un mesencéfalo (parte del cerebro que procesa la visión) significativamente más pequeño.

Estos peces omnívoros compensan la falta de vista comiendo casi cualquier cosa que encuentran, incluyendo cadáveres de animales y plantas.

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La pérdida de sus ojos para ahorrar energía «es decir, la hipótesis del ‘tejido costoso’- es una de varias teorías que pretenden explicar porqué los animales con visión normal que empezaron a vivir en cuevas evolucionaron para ser ciegos».

La hipótesis del tejido costoso «nunca se había probado de manera directa ni con tanta elegancia», afirma William Jeffery, biólogo de la Universidad de Maryland, College Park quien no participó en la investigación.

No obstante, aunque el nuevo estudio «confirma la factibilidad» de la teoría de la pérdida ocular, «no aporta evidencias convincentes», escribe en un correo.

Para empezar, dice Jeffery, se desconoce cómo actúa la presión evolutiva de ahorro energético para alterar, realmente, la visión de los peces.

Mutaciones genéticas

Por otra parte, investigaciones previas sugieren que puede haber otros factores en juego.

«Estudios genéticos demuestran que el Astyanax tiene cerca de una docena de genes oculares mutados, y diversas poblaciones de peces cavernarios presentan diferentes mutaciones genéticas, lo que apunta a múltiples factores desencadenantes», añade Jeffery.

Moran concuerda. «La evolución suele ser una mezcla de procesos múltiples que ocurren simultáneamente», dice.

En el caso del pez mexicano de las cuevas, uno de esos procesos es un fenómeno llamado pleiotropía, en el cual los genes que participan en el desarrollo ocular se reasignan a rasgos más útiles para la vida en las cuevas; por ejemplo, mayor cantidad de células gustativas para encontrar comida en la oscuridad.

De hecho, prosigue Moran, las evidencias sugieren que la pleiotropía y el ahorro de energía son desencadenantes importantes para la pérdida ocular del pez cavernario.

No está en los ojos

Las pistas obtenidas de esta especie en rápida evolución podrían explicar la pérdida ocular de muchos animales que viven en cuevas, como arañas y cangrejos.

«Creemos que el ahorro de energía puede ser una característica común de los animales cavernarios sin ojos», dice Moran.

Aunque muchos insectos y otros invertebrados cavernarios tienen grandes ojos, «si esas estructuras costosas son innecesarias en la oscuridad, podemos conjeturar que se harán cada vez más pequeñas en futuras generaciones», concluye.

En cuanto al tetra ciego mexicano, desde hace poco se ha convertido en una especie popular para acuarios.

Así que, quién sabe. Tal vez los ojos de este pez cavernario vuelvan a desarrollarse.

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National Geographic

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