Endémico de una de las zonas más secas de Centroamérica, el valle del Motagua, esta subespecie del género Heloderma es el animal más amenazado de Guatemala.
Cuenta la leyenda que en Guatemala se esconde una criatura maligna a la que los pobladores llaman ?lagarto escorpión?, un ser que repta por los bosques secos subtropicales y deja muerta toda la vegetación a su paso. También se dice que es capaz de escupir fuego y usar su cola para inyectar un veneno tan letal que incluso puede atravesar la sombra de sus víctimas para intoxicarlas. Su aliento produce mareos y confusión, y se lo puede identificar a lo lejos debido a que los relámpagos que caen durante las tormentas impactan sus madrigueras en la selva.
Pero no se trata de un ser mitológico, sino del lagarto enchaquirado del valle del Motagua, un saurópsido pariente del matorral espinoso del Motagua es el animal con mayor riesgo de desaparecer en el país, debido a la deforestación, los incendios, el tráfico ilegal de mascotas exóticas y una cacería desmedida fundamentada en la superstición.
Apenas en 1988, los científicos identificaron por primera vez al Heloderma horridum charlesbogerti como la más pequeña de las subespecies del lagarto moteado mexicano, producto de la especiación por aislamiento geográfico en el valle del río Motagua. Fue hasta 2007, ante la urgencia por los escasos ejemplares, resultado del exterminio por su reputación injusta, que se estableció la Reserva Natural para la Conservación del Heloderma.
Los esfuerzos son arduos e incesantes; deben serlo. Con una sola temporada de apareamiento al año, una tasa de fertilidad de cuatro a ocho huevos y su población reducida a niveles críticos, la probabilidad de que un macho encuentre una hembra para aparearse en estado silvestre es muy baja. Aun así, la reserva ya cuenta con 70 especímenes que se monitorean con chips y radiotelemetría.
El ecosistema del Motagua alguna vez ocupó 200 mil hectáreas. Hoy, la mayor parte es tierra de cultivo; solo quedan algunos parches que suman menos de 20?mil hectáreas de hábitat adecuado para las especies endémicas del valle. Así, a los reptiles les es más difícil alimentarse de los huevos de palomas y cotorras, además de insectos y roedores. Sin embargo, parte fundamental de su dieta son los huevos de otros reptiles, como la iguana cola espinosa de Guatemala, también endémica de la región y en peligro crítico.
Lejos de mitos y prejuicios, se ha descubierto que el lagarto enchaquirado del valle del Motagua podría revolucionar la medicina. Su veneno se usa en experimentos para combatir la enfermedad de Alzheimer, el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y la diabetes tipo 2; esta última se trata con un medicamento sintetizado de la hormona exendin-4, presente en el Heloderma charlesbogerti.
El llamado lagarto escorpión ha pasado de ser una criatura despreciable a un motivo de orgullo nacional, a la vez que el programa se volvió un ejemplo para los esfuerzos conservacionistas alrededor del mundo. Una muestra de cómo el conocimiento rompe barreras, nos llama a la acción y abre nuestros ojos a la vida silvestre que, poco a poco, se desvanece.
Mira más fotografías del lagarto enchaquirado del Motagua en su hábitat:
Este artículo es parte de la serie ?NG20ANIVERSARIO | Lo mejor de América Latina? con motivo del 20° aniversario de National Geographic en español, incluido en la edición impresa de abril 2017.
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