La respuesta está en los desechos de los humanos
Un estudio propone que los primeros desechos humanos provocaron la domesticación del lobo salvaje.
Es sabido que el perro desciende del lobo, pero ¿en qué momento se domesticó? Aunque durante miles de años ha sido el mejor amigo del hombre, se desconoce cómo y cuándo fue que empezó esta relación. Un nuevo estudio comparativo de genes caninos argumenta que el secreto detrás del comportamiento de estos animales está en su alimentación.
Un equipo de investigadores de La Universidad de Uppsala en Suecia, La Universidad de Hedmark en Noruega y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) en Estados Unidos, entre otros, examinaron el ADN de más de 50 perros de diferentes razas en contraposición con la información genética de 12 lobos alrededor del mundo. Las diferencias más relevantes, se encontraron en los genes pertenecientes a la metabolización del almidón y el desarrollo cerebral.
En contraste con el lobo, el can tiene muchos más genes que codifican las enzimas necesarias para digerir el almidón. Esto significa que puede hacer mejor uso de los nutrientes en ciertos carbohidratos. Los cambios que ha provocado esta dieta, son responsables de la personalidad dócil y energética del perro.
Los hallazgos en la investigación sustentan la teoría de que el proceso de domesticación se originó a partir de aquellos lobos capaces de robar y digerir los desechos de los primeros agricultores. Las sobras de los asentamientos primerizos de nuestros ancestros representaron una nueva fuente de alimentación que, con el paso del tiempo, provocó que el perro viviera permanentemente cerca del hombre. En otras palabras, la evolución del perro está íntimamente ligada a su consumo de nuestra basura.