La vida ignorada en Paraguay

Una pareja alemana lidera la defensa de especies exóticas en el país.

El pichiciego es un armadillo, un mamífero de patas cortas, largas pezuñas y ojos pequeños a pesar de su nombre, y una de las especies más raras que habita el Chaco, en la zona norte de Paraguay.

En esta región árida y seca también vive el tapir, uno de los mamíferos más grandes de Sudamérica y que suele ser muy esquivo ante la presencia del ser humano.

Estos animales, más el cabasú chaqueño, el mboreví, la nutria gigante, el tapiti boli, el tejú guasú o el bicho palo, por nombrar solamente algunos, integran la rica, variada y exótica fauna silvestre de Paraguay, cuya cara estuvo años oculta y ahora emerge con fuerza reclamando inmediata atención ante la amenaza de extinción.

Una pareja de alemanes viene trabajando con entusiasmo y dedicación desde hace 10 años en esa zona y cuenta con orgullo, entre sus logros, haber ubicado, el año pasado, a un pichiciego que se creía extinguido.

Se trata de Sabine y Thomas Vinke, quienes viven en el Chaco paraguayo desde 2004 en un predio rural de 600 hectáreas, cerca de la ciudad de Filadelfia, donde crían ganado y administran una reserva natural.

El hallazgo fue «un acontecimiento científico» dijo Sabine, entusiasmada con la tarea que realiza junto a su esposo y un reducido grupo de colaboradores. Además, la pareja y su equipo dirigen un programa en un canal de televisión paraguayo y publican libros y revistas cuando disponen de recursos y apoyos suficientes.

Durante estos años los Vinke también encontraron un casal de tapires y pudieron filmarlos «en el momento que estaban preparando su boda», una experiencia «muy bonita, por lo difícil que es relacionarse con esos animales», dice Sabine.

Los Vinke, oriundos de Haan (en el oeste de Alemania) han intentado sin éxito en estos 10 años obtener el apoyo del gobierno central paraguayo, ya que se encontraron con «criterios diferentes de cómo se puede conservar la naturaleza».

Esas diferencias fueron notorias y generaron más distanciamiento, cuando la pareja encabezó una campaña nacional contra el propósito de la estatal Secretaría de Ambiente (SEAM) de autorizar la matanza de 240,000 tejú guasú, una variedad de lagarto también en riesgo de extinción. Un poco mejor es la relación con las autoridades vinculadas al turismo, aunque nunca han podido acordar proyectos conjuntos que permitan profundizar la campaña para preservar las especies silvestres que, para los Vinke, deberían ser casi un patrimonio nacional.

La pareja de alemanes cubre los gastos que demanda esta tarea con fondos propios y apoyo de la municipalidad de la ciudad de Fildalefia y de una cooperativa de menonitas.

Sabine Vinke

Un ejemplo del desinterés y despreocupación de las autoridades de Paraguay es que el pájaro campana, el ave más emblemática del país y que cobró notoriedad internacional a través de una famosa canción de comienzos del siglo XX, no fue declarada ave nacional de Paraguay hasta el año 2004.

También este pájaro está amenazado por la pérdida de su hábitat y por la caza indiscriminada. Los Vinke, que se han convertido en un referente en temas de preservación de la fauna paraguaya, consideran que «falta mucho por hacer» y su objetivo es «la educación ambiental». «Y no solamente en Paraguay, sino en toda Sudamérica».

«Es muy importante que la gente sepa lo que tiene en su país. Ellos miran la televisión de África o de Australia, pero no valoran la biodiversidad increíble que tienen, con especies que exclusivamente viven en el Chaco».

La prédica de la pareja de alemanes está dando sus frutos. «Estamos viendo el cambio de mentalidad en la gente. En el programa de televisión recibimos miles de mensajes. La gente está cambiando totalmente su manera de pensar», sostiene Sabine, esperanzada.