¿Qué es la carga alostática y como se relaciona con el estrés?
Cuando un individuo se ve sometido a un elemento estresor de manera continuada su equilibrio interno se ve afectado. Aparece lo que se conoce como carga alostática. Esto significa que el cuerpo trata de recuperarse tras un evento estresante pero no le da tiempo porque el estresor sigue activo, de manera que el cuerpo se acostumbra a vivir con esa sobrecarga. Se genera así un nuevo estado de equilibrio en el que nuestra capacidad para soportar estrés es menor. Es decir, un evento que antes era para nosotros de bajo impacto puede, ahora, con el nuevo estado de equilibrio desequilibrado, perdón por el oxímoron, provocar una reacción estresante mucho más fuerte.
Los efectos de la carga alostática y sus peligros.
En una revisión de diferentes investigaciones publicado en 2015 llevado a cabo por un equipo de la Universidad de Portland en Oregón, se vio como el impacto sostenido de una fuente de estrés provoca que cada vez seamos menos tolerantes el mismo provocando daños que pueden ser fisiológicos y/o psicológicos.
Todos entendemos esto a la perfección. A primera hora de la mañana somos capaces de tolerar el tráfico. Cuando regresamos a casa, el mismo tráfico que soportábamos por la mañana ahora nos transforma en energúmenos fuera de control. Si descansamos bien, nos recuperamos y al día siguiente se repite la secuencia. Por la mañana funciono bien y según va avanzando el día me voy cargando hasta que regreso de nuevo a casa. Pero si a esa situación le agrego un poco más de tensión, por ejemplo, comienzo a dormir mal, mi cuerpo no consigue recuperarse de la carga generada por el estrés del día. Ahí el organismo se reajusta, pero ahora su capacidad de soportar estrés disminuye. Ahora los ataques de cólera ocurren desde primera hora del día.
Cuando la situación se mantiene por el tiempo suficiente desarrollaremos un síndrome de estrés crónico. Sus efectos; desajuste en los circuitos neuronales que intervienen en la cognición, problemas con la toma de decisiones, generación de ansiedad, y estado de ánimo general afectado. Esto a su vez altera los sistemas neuroendocrino, autónomo, inmune y cardiovascular. Si no se corta esta secuencia destructiva podemos desarrollar toda suerte de enfermedades, desde una depresión hasta ataques cardiacos.
El impacto del estrés sobre nuestro ADN
Los efectos del estrés son tan graves que se habla ya de la transmisión genética del mismo. Esto se define como transmisión intergeneracional de estrés. En una investigación llevada a cabo en el Hospital Monte Sinaí de New York, en la que se revisaron decenas de estudios previos sobre el tema, se vio que la descendencia de personas afectadas por eventos estresantes muy fuertes provocaba efectos en el sistema endocrino, epigenético (mecanismo encargado de replicar la molécula de ADN) y cambios en la anatomía del sistema nervioso de los afectados.
Soluciones
Las soluciones son muchas para regular el estrés. Lo importante es que las que elijamos nos ayuden a autogestionarnos. Así podremos mantener la carga alostática en rangos saludables. Estas son algunas: técnicas de respiración, mindfullnes, reprogramación cognitiva. El conocimiento de técnicas para mejorar nuestra inteligencia emocional y social también nos serán de gran utilidad. Estas nos ayudarán a manejar mejor nuestras reacciones y nuestro entorno que son grandes generadores de estrés.
No hay una fórmula establecida ni fija. En la actualidad los investigadores están tratando de encontrar entrenamientos en estas habilidades adaptados a cada individuo. Dependiendo de las características de cada persona, sus particularidades y la situación en la que se encuentre se optará por una combinación distinta de estrategias.
Juan Carlos Domínguez
Periodista científico y especialista en alto rendimiento.