Nuestra salud mental puede beneficiarse ampliamente si procuramos rodearnos, y cuidar, de la biodiversidad del planeta.
Algunas cosmovisiones, antiguas y vigentes, sostienen que todo en el Universo está conectado entre sí, y que el respeto y la armonía entre sus partes es fundamental para el bien común. Es cierto que esas visiones tienen un misticismo que muchas no es compatible con la visión científica. No obstante, llama cuando menos la atención ver que esa sabiduría ancestral, a veces, sí empata con los hallazgos de la ciencia. Un ejemplo es el de un estudio que nos maraca la relación que hay entre la salud mental y la biodiversidad.
En un artículo de Andrea Mechelli, profesor de intervención temprana en la salud mental, publicado en The Conversation, podemos leer que él y su equipo demostraron que la biodiversidad también desempeña un papel fundamental para el bienestar mental de las personas.
“Dos caras de la misma moneda”
El académico e investigador se dio a la tarea de examinar si los entornos con una gran cantidad de características naturales aportan mayores beneficios a la salud mental de las personas, que aquellos con una gama más reducida.
Este trabajo, como tal, comprendió un periodo que fue desde 2018 hasta 2023. En este los autores recopilaron datos a través de la aplicación Urban Mind, una herramienta diseñada para medir la experiencia que tienen los usuarios en entornos rurales y urbanos.
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“Descubrimos que los espacios verdes con una gran diversidad natural tienen más beneficios para la salud mental que los que tienen poca diversidad natural. Los participantes atribuyeron casi una cuarta parte de este efecto positivo a la diversidad natural y señalaron que los beneficios pueden durar hasta ocho horas” escribe Mechelli en The Conversation.
Por si fuera poco, los hallazgos también ponen en evidencia que procurar cuidados a la biodiversidad es otro recurso para estar en paz y en un estado de bienestar mental.
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En estudios pasados se ha dado fundamento, una y otra vez, al hecho de que el contacto con la naturaleza beneficia al bienestar mental, especialmente de quienes viven en ciudades. Por ejemplo, trastornos como la ansiedad y la depresión disminuyen su riesgo en habitantes de espacios urbanos que están más próximos a la naturaleza.
“Nuestra investigación demuestra que la biodiversidad debe considerarse parte de la infraestructura vital de nuestras ciudades”, concluye el autor
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