La falta de actividad física, el exceso en la ingesta de alimentos con baja cantidad de nutrientes, el estrés medioambiental, emocional y celular, que se experimentan durante el confinamiento derivado por la pandemia de COVID-19 en México, son causas que impactan directamente en la calidad y cantidad del descanso nocturno e impiden que se cumpla correctamente la funcionalidad fisiológica, biológica y de desarrollo del ciclo del sueño, alertó Víctor Aguilera-Sosa, profesor e investigador del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Aguilera-Sosa, que también es integrante de la Sección de Estudios de Posgrado e Investigación (SEPI), del Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud (CICS), Unidad Santo Tomás, explicó que el sueño es un fenómeno biológico, fisiológico y conductual en el que se regulan y metabolizan diversas hormonas que permiten estabilidad biológica, necesaria para la vida, el desarrollo y el aprendizaje.
«Este es el desfase que vive la población al tener que realizar tanto escuela como trabajo en casa. Ya que si antes se dormía, por ejemplo, a las 21:30 o 22:00 horas, con el fin de llegar a tiempo, a sus labores al siguiente día, ahora se duerme pasada la medianoche».
«Sin embargo, existe la necesidad de levantarse temprano para retomar las actividades virtuales y justo ahí es donde hay un acortamiento de las fases del sueño”, comentó.
Expuso que el sueño se divide en cinco etapas, que van de la transición vigilia a sueño, sueño ligero hasta sueño Delta en las que se generan una serie de procesos vitales para el ser humano como la regeneración del tejido muscular o la secreción de la hormona del crecimiento, que en la fase V, conocida como REM (movimientos oculares rápidos), con sueños intensos, vívidos e inverosímiles, se tiene un alto gasto energético cerebral. Ya que, aquí se consolida lo aprendido durante el día y se fortalecen los procesos de memoria.
Esto son algunos ejemplos:
Sostuvo que el sueño en mamíferos, homínidos y humanos es más evolucionado que en otras especies y está relacionado con los ciclos circadianos, ritmos biológicos que se sincronizan con la interacción social y del medio ambiente, en el caso de los humanos, se presenta cuando oscurece. Ya que, es un fenómeno biológico relacionado con procesos metabólicos y con la secreción de la serotonina, precursora de la melatonina, que aumenta en sangre conforme disminuye la luz y se presenta la somnolencia, como preparativo para dormir.
Niños y adolescentes, expuestos a pantallas y videojuegos, también se ven afectados en sus hábitos nocturnos, un factor que contribuye a alterar la cantidad y calidad del sueño.
El también maestro en ciencias advirtió que aunado a que la gran mayoría de los ritmos sociales fueron eliminados, la sobreexposición a información de la pandemia genera emociones negativas como angustia, ansiedad, tristeza, incluso enojo, lo que conduce a un estado de estrés agudo en el corto plazo y estrés crónico a mediano plazo.
Esto provoca alteraciones en la alimentación, como el food craving o el ansia por comer, sobre todo alimentos azucarados o grasos, con lo que deviene el aumento de peso, que también impacta en los ciclos de sueño.
Aguilera Sosa, quien se especializó en modelos cognitivos-conductuales para el trabajo del insomnio psicofisiológico, en la Clínica de Trastornos del Sueño, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), apuntó que la obesidad suele provocar el Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño (SAOS).
Esto fragmenta la calidad y cantidad de sueño, además de dañar las células y otras funciones de los procesos cardiorrespiratorios, que a la larga correlaciona con patología cardiaca, Evento Vascular Cerebral (EVC) e incluso síndrome metabólico.
Para aminorar estos efectos, el experto recomendó los siguiente:
“Algo muy importante es que se debe reducir el nivel aspiracional y aceptar que estamos viviendo una circunstancia mundial sin precedentes»
«Por lo que, es necesario atenuar la presión laboral, escolar o social, porque con eso solo se generan gran cantidad de estrés, que impactan directamente en los ciclos de sueño”, subrayó el docente del politécnico.
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Este artículo es una recopilación de material publicado previamente por el IPN.
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