Ante la cercanía de un evento astronómico como los eclipses, surgen muchas dudas acerca de si existe un riesgo por el hecho de presenciarlo. Aunque es necesario tener en cuenta algunas consideraciones antes de observar un eclipse, es importante aclarar los mitos que existen alrededor de este fenómeno. Estas creencias logran persistir gracias a cuestiones ancestrales y culturales.
Durante un eclipse de este tipo, la corona solar emite radiación electromagnética, a veces con un tono verdoso. Al ser un millón de veces más débil que la luz del propio sol, no hay forma de que pueda cruzar 150 millones de kilómetros de espacio, penetrar la atmósfera y causar ceguera.
Sin embargo, observar el sol con o sin eclipse, puede generar daños en la retina, por lo que es importante proteger los ojos durante todas las etapas de un eclipse solar, incluidas las fases parciales que conducen a la totalidad (en el caso de un eclipse total) y cualquier otra fase en la que el sol esté parcialmente oscurecido por la luna.
Aunque la radiación electromagnética de la corona solar es segura, hay otra forma de radiación que viaja a la Tierra desde el sol. Esta ha provocado incertidumbre, pues se piensa que este tipo de radiación puede causar malformaciones o afecciones durante la gestación.
En lo profundo del interior solar, existen unas partículas llamadas neutrinos, que se deslizan fuera del sol, hacia el espacio. De igual forma, pasan a través de la luna durante el eclipse y mas tarde llegan a la Tierra. Cada segundo, nuestro cuerpo es visitado por billones de estos neutrinos, sin importar la posición del sol. Este es un efecto totalmente inofensivo y no existe evidencia de que afecte a la población en general.
A pesar de develar ciertos mitos alrededor de los eclipses, es importante tener en cuenta los posibles efectos que podría provocar en una persona a nivel psicológico.
Los eclipses solares pueden interrumpir los patrones habituales de luz del día. En algunas personas, el cambio repentino en la luz puede confundir los procesos naturales del cuerpo, lo que puede conducir a trastornos del sueño y alteraciones a nivel hormonal. Sin embargo, este fenómeno es mucho más común en animales.
Por otro lado, la concepción mística y profética que existe sobre los eclipses, pueden causar estrés psicológico y ansiedad debido a creencias culturales o supersticiones asociadas con ellos. Algunas personas pueden experimentar miedo, aprehensión o malestar durante el evento.
Este texto fue escrito por Ana Paola Martínez, periodista mexicana entusiasta hacia temas de índole social. Colabora como redactora en National Geographic en Español.
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