Si los síntomas ya aparecieron, puedes olvidarte de cualquier cura. Cuando el virus de la rabia logra asentarse, un destino funesto es sellado sin remedio.
De vez en cuando, la raza humana es liberada de algunas de sus cargas más agobiantes. Enfermedades como la polio, la peste bubónica o la viruela, alguna vez responsables de causar estragos de talla continental, hoy se ven tan opacadas por las capacidades de la medicina moderna que muchos solo llegan a saber de ellas por su mención en libros de historia.
Por desgracia, la rabia se rehúsa con voluntad férrea formar parte de este grupo. Aún luego de miles de años de tormento a toda clase de mamíferos y a pesar de que la vacuna animal está disponible en la gran mayoría de veterinarias, este virus continúa cobrando cerca de 60 mil vidas humanas al año.
¿Qué animales pueden infectarme?
El principal mecanismo de propagación del virus es a través de la saliva del huésped infectado. Si este es un carnívoro, las posibilidades de que infecte a otros animales al morderlos es mucho más alta.
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Debido a esto, los depredadores de tamaño mediano como zorrillos, perros, gatos, coyotes, mapaches, zorros y murciélagos son considerados «vectores» de la enfermedad — aunque, si la mordida es profunda, prácticamente cualquier mamífero pueden contraerla y transmitirla.
La famosa «espuma en la boca» en realidad es el resultado de dos cosas:
- El virus provoca salivación excesiva para aumentar sus posibilidades de infección, ya que este es su principal vehículo de contagio
- El cuerpo desarrolla «hidrofobia»: una reacción de pánico ante la acción de deglutir, por lo que los infectados no pueden ni beber agua ni tragar su propia saliva.
Momento crucial: los primeros instantes de infección
Si tienes el infortunio de ser mordido por un animal salvaje o callejero, es necesario asumir lo peor. De ser posible, pide ayuda para contener al animal y evitar que escape. Aunque suene peligroso y contra-intuitivo, observarlo cuando la situación se haya calmado nos permitirá saber más sobre la gravedad de la situación — o si no tenía rabia en primer lugar.
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Ahora, debes lavar la herida con agua y jabón lo mejor que puedas; de ser posible, desinfecta con yodo o algún otro antiséptico. Pero lo más importante es dirigirte a un centro de atención médica lo más rápido posible.
Desde el momento de la mordida, inicia una carrera contra el tiempo.
El virus ha comenzado a incubarse en el sistema muscular. Durante los siguientes días, se multiplica de manera pausada para ser imperceptible al sistema inmune. Comenzará a avanzar lentamente hacia el cerebro. La prioridad es detenerlo antes de que llegue. Si no se logra a tiempo, un resultado fatal es casi seguro.
Existe un popular malentendido acerca de la forma de administrar las vacunas al paciente. Ya no es necesario realizar dolorosas inyecciones en el abdomen, sino que pueden aplicarse de forma convencional, en el brazo del paciente. Además, ahora se sigue un itinerario de aplicaciones que cubre los días posteriores al incidente, haciéndolo menos agresivo para el cuerpo.
Los síntomas aparecen; el destino se sella
Si la carrera contrarreloj por administrar los medicamentos no se logra, los funestos síntomas de la enfermedad se harán presentes. La tasa de fatalidad a partir de este punto es prácticamente del 100%.
Al ser un virus neurotrópico, causa graves afectaciones al cerebro con un impacto conductual casi inmediato. Los síntomas en humanos son:
- Ansiedad
- Confusión
- Dolor extremo
- Hiperactividad
- Problemas para tragar
- Salivación excesiva
- Hidrofobia
- Insomnio
- Parálisis
- Coma
- Fallos en los órganos
De manera invariable, estos terminan por cobrar la vida del infectado más temprano que tarde.
Medidas cotidianas de prevención
La enorme mayoría de ataques animales hacia humanos ocurren por parte de mascotas, por lo que la medida más inmediata es asegurarnos que nuestros animales domésticos estén debidamente vacunados.
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Hay lugares donde esta estadística no se cumple. En India, el enorme número de perros callejeros — cuya vacunación es difícil de controlar — ha provocado que ese sea el país con más fallecimientos por rabia en el mundo. Si tu localidad tiene un problema similar y estás en constante exposición a animales callejeros, quizá debas considerar cargar con algún artículo de defensa no letal, como gas pimienta.
Ahora, aunque debemos evitar a toda costa ser mordidos, cabe aclarar que las posibilidades reales de contraer rabia son extremadamente bajas. Hay casos en los que el virus tarda meses, o incluso años en llegar al cerebro y otros donde sencillamente jamás llega.
Pero, por mucho, la mejor prevención es tener bien ubicado tu centro de salud más cercano y verificar de antemano que cuenten con las vacunas necesarias para responder a la brevedad en caso de un ataque.
Este texto fue escrito por Isaí Vilches, ingeniero especializado en metodología de la investigación y redacción científica.
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